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Te Alabamos Señor. Hoy: Salmo 57

por Editor mdc
Salmos

Alabar a Dios, orar, conversar con el Padre, siempre recordando nuestra condición de hijos amados por Él. Estos son algunos de los objetivos de este proyecto de Misioneros Digitales Católicos, que culminará cuando publiquemos el 150.

SALMO 57 (versículos 1-12)

Del maestro de coro. «No destruyas». De David. Mictán. Cuando huyendo de Saúl, se escondió en la cueva.

2 Ten piedad de mí, Dios mío, ten piedad,

porque mi alma se refugia en ti;

yo me refugio a la sombra de tus alas

hasta que pase la desgracia.

3 Invocaré a Dios, el Altísimo,

al Dios que lo hace todo por mí:

4 él me enviará la salvación desde el cielo

y humillará a los que me atacan.

¡Que Dios envíe su amor y su fidelidad!

5 Yo estoy tendido en medio de leones

que devoran con avidez a los hombres;

sus dientes son lanzas y flechas,

su lengua, una espada afilada.

6 ¡Levántate, Dios, por encima del cielo,

y que tu gloria cubra toda la tierra!

7 Ellos tendieron una red a mi paso,

para que yo sucumbiera;

cavaron una fosa ante mí,

pero cayeron en ella.

8 Mi corazón está firme.

Dios mío, mi corazón está firme.

Voy a cantar al son de instrumentos:

9 ¡despierta, alma mía!

¡Despierten, arpa y cítara,

para que yo despierte a la aurora!

10 Te alabaré en medio de los pueblos, Señor,

te cantaré entre las naciones,

11 porque tu misericordia se eleva hasta el cielo,

y tu fidelidad hasta las nubes.

12 ¡Levántate, Dios, por encima del cielo,

y que tu gloria cubra toda la tierra!

Fuente: El Libro del Pueblo de Dios. 

Voz: Marcelo Ripari/ Música: Juanjo Cabrera (Spotify) / Juanjo Cabrera (canal de Youtube)

Comentario del Salmo 57

El estribillo de los vs. 6 y 12 sirve de conclusión a la dos partes que componen este Salmo. La primera (vs. 2-5) es la súplica de un hombre perseguido, que se refugia en el Señor para verse libre del peligro. La segunda (vs. 7-11) es un canto de acción de gracias: una vez pasada la adversidad, el salmista quiere anticiparse a la aurora (v. 9), para alabar el amor y la fidelidad del Señor (v. 11). La parte final de este Salmo (vs. 8-12) se vuelve a encontrar, casi sin ninguna variante, en el Salmo 108. 2-6.

Fuente: El Libro del Pueblo de Dios /Editorial San Pablo

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