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“El Señor nos conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas”

por Mons. Luis José Rueda Aparicio
comunidad-pastor

“Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo”

Evangelio según san Marcos (6, 30-34)

En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.

Él les dijo: «Vengan ustedes a solas a un lugar desierto a descansar un poco.» Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer.

Se fueron en barca a solas a un lugar desierto.

Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron.

Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.

Palabra del Señor

Transcripción de La Voz del Pastor del 18 de julio de 2021

Acabamos de escuchar un evangelio que nos muestra a Jesús acogiendo con su corazón de Pastor a aquellos misioneros que Él envió y lo acoge a usted, y me acoge a mí, y a todos nosotros nos acoge y nos invita a ir a un lugar solitario a descansar un poco, pero el misionero realmente tiene todo su tiempo ocupado en el encuentro con la comunidad.

Cristo tiene corazón de Buen Pastor y por eso a pesar de que tenía el plan de descanso ve esta comunidad como un rebaño abandonado que no tiene pastor y se acerca se compadece, está con ellos y los toma de la mano, entonces podemos mirar varias actitudes de Jesús; primero dice la carta a los efesios: Él es nuestra paz, Él nos reconcilió, Él ha hecho de nosotros hombres y mujeres renovados en nuestras actitudes; segundo dice el salmo 23: “El Señor nos conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas”, las fuerzas de los colombianos, de hombres y mujeres pueden estar desgastadas por los conflictos, por la violencia, por la guerra, porque hemos perdido la paz desde dentro de nuestro corazón y Él nos conduce allá, en la conciencia a fuentes tranquilas para que podamos nosotros ser constructores de paz y además nos guía por el sendero justo. 

Para que haya paz, es necesario que caminemos los senderos de la justicia que nos permite relacionarnos con los demás, en la verdad, en la justicia, crear ambientes de paz, crear ambientes donde se respeta la vida, crear ambientes donde dialogamos, donde escuchamos a los demás y somos capaces de valorarnos unos a otros.

Finalmente el salmo 23, que escuchamos también acompañando esta liturgia del domingo dice que el Señor nos unge, que el unja su vida, su familia, su lugar de trabajo, que unja la historia de nuestro país con óleo de reconciliación de hombres y mujeres renovados en el amor de Cristo, para que podamos trabajar todos sin descanso por una sociedad más justa, más solidaria, donde se respeta la vida y donde somos instrumentos de paz.

Que el Señor los bendiga y acompañe.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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