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Meditación del día 27 de julio

por Pbro. Luis A. Zazano
Mt. 13 36-43

Evangelio según San Mateo 13,36-43

Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: «Explícanos la parábola de la cizaña en el campo».
El les respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre;
el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno,
y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles.
Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo.
El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal,
y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes.
Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!»

Señor, ¡explícanos!

1) Volvió a su casa: es ese lugar donde Jesús está con los suyos, donde comparte. El evangelista nos muestra esa parte humana. Es esa parte que no tienes que perder: volvé a tu casa, compartí con tu familia, desenchúfate de ese acelere que tienes, que cuando llegas de laburar seguís laburando en tu casa, limpiando, lavando, etc. Compartí con los tuyos, sentate a tomar unos mates o un café, habla de lo que te pasa, de lo que sentís, explica la vida con tu vida.

2) Le pidieron que les explique: hoy vos y yo también le pedimos a Jesús que nos explique, porque hay cosas en esta vida que no entendemos. No entiendo por qué al que hace lo liquidan, no entiendo por qué personas buenas se van rápido de este mundo, no entiendo por qué tanta injusticia… Tantas cosas que vos ni yo entendemos, pero sé que algún día nos sentaremos con Jesús y nos explicará. Eso te lo aseguro.

3) La semilla: hoy mira tu vida. Fíjate qué tipo de semilla hay en tu corazón, qué es aquello que te mueve a vivir, a darte a los demás, qué es aquello que te identifica y te lleva a dar fruto para los demás. Vos y solamente vos sabes lo que podés dar y generar en los otros. Necesitamos que nos sacies de tus frutos, de esa semilla que vos tienes y que con el tiempo la fuiste y la vas trabajando. ¡Sacia!

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