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¿Quién dice la gente que soy yo?

por Mons. Luis José Rueda Aparicio
la-cruz

“Caminaré en presencia del Señor, en el país de la vida”

Evangelio según san Marcos 8, 27-35

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino, preguntó a sus discípulos:

« ¿Quién dice la gente que soy yo?»

Ellos le contestaron:

«Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas».

Él les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy?» Tomando la palabra Pedro le dijo:

«Tú eres el Mesías.»

Y les conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto.

Y empezó a instruirlos:

«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días».

Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo.

Pero él se volvió y, mirando a los discípulos, increpó a Pedro:

« ¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!».

Y llamando a la gente y a sus discípulos, y les dijo:

«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará. Pues ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?».

Palabra del Señor

Transcripción de La Voz del Pastor del 12 de septiembre de 2021

Jesús va caminando con sus discípulos, lo acabamos de escuchar, y va caminando con ellos y les va preguntando, porque está formando la conciencia, el corazón de los discípulos, Él lo hace con cada uno de nosotros y les pregunta: ¿Quién dice la gente que soy yo? pero después viene la pregunta central: ¿Bueno, y para ustedes, mis discípulos, quién soy yo?

Si le preguntáramos a su familia, si le preguntáramos a usted, a su conciencia, a su corazón: ¿Quién es Jesús para usted y para su familia, usted qué respondería? Pedro tomó la palabra y dijo: Señor tú eres el Mesías y la palabra Mesías significa: “El ungido, el ungido de Dios, el que tiene el Espíritu Santo”. Bella respuesta, brillante respuesta la de Pedro, pero el Señor Jesús empieza a decirles: el Mesías tiene que padecer, tiene que ser crucificado, tiene que ser rechazado, es un camino con dolor, es un camino con sacrificio, y al tercer día resucitará.  Eso no lo comprenden ellos todavía, ni siquiera Pedro, el de la respuesta brillante, ni siquiera él es capaz de entender todavía el camino de la cruz y eso nos pasa a nosotros… entendemos muchas veces quién es Jesús, pero no entendemos por qué el sufrimiento en nuestra vida .

Más de uno se ha hecho la pregunta: yo que creo en el Señor, yo que amo al Señor, yo que lo busco a Él, ¿Por qué tengo que sufrir tanto? porque Él sufrió primero por nosotros, por usted y por mí y por eso Jesús llama a Pedro a parte y le dice: «Tú todavía piensas como los hombres, deben llegar un día a pensar como Dios». Por ahora estás pensando cómo los hombres, apártate de mí satanás; lo manda a ponerse al último lugar, a hacer discipulado, a caminar realmente con el Señor y esa es la tarea suya y mía, de todos los bautizados, es seguir al Señor asumiendo la cruz.

Para poder vivir su discipulado, para poder seguirlo a Él con la profundidad de la vida necesitamos, ponernos en sus huellas, en su camino, en su caminar, y es difícil; pero es hermoso, es maravilloso; porque lo mejor que nos ha pasado en la vida, es que el Señor nos haya invitado a seguirlo y en el Salmo decíamos: “Caminaré en presencia del Señor, en el país de la vida” y decíamos “Amo al Señor porque escucha mi voz suplicante, porque me acompaña en el camino de la vida”.

Su familia es amada por el Señor, su familia es bendecida por el Señor, incluso en esos momentos de prueba y de dificultad.

Por favor, no pierda la esperanza, Cristo está llamando a su familia y a la humanidad entera, para que caminemos por el camino del sufrimiento, hasta llegar a la Gloria de la Resurrección; Él es el Mesías.

Que el Señor bendiga a su familia.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

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