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Un caminito de confianza y de amor

por Egberto Bermúdez
santa-teresa

La confianza en Dios de Jacques Philippe [1] ofrece una explicación excelente del “caminito” de santa Teresa de Lisieux. El libro se divide en seis capítulos que corresponden a seis días de ejercicios espirituales.

Capítulo 1. “Un camino totalmente nuevo”. El caminito de santa Teresa es nuevo en tres sentidos distintos: 1) El Evangelio es siempre nuevo y nunca terminaremos de descubrir la riqueza del amor y de la misericordia de Dios. 2) En contraste con la tendencia a confundir la santidad con ciertas manifestaciones extraordinarias, lo que favorecería excluir de la santidad a la “gente común” que tiene una vida ordinaria. Por el contrario, para esta santa, la santidad es accesible a todos. 3) Representa una fase nueva en la vida de Teresa, un tipo de revolución interior: al recibir por una gracia especial de Dios, una actitud de total confianza como la de los niños pequeñitos; por lo que Teresa es capaz de acoger la ternura, la bondad y la revelación del amor misericordioso de Dios y de dejarse transformar interiormente por ese amor.

Capítulo 2. “Un ascensor para los pequeñitos”. En lugar de percibir la pobreza como un inconveniente, un obstáculo, la concibe como una gracia. De acuerdo con esta santa, el ascensor, son los brazos de Jesús, la misericordia de Dios que se da a través de Cristo, quien la llevará a lo que parece inaccesible, a la santidad verdadera. Lo esencial de ese “caminito”, de ese nuevo camino hacia la santidad de Teresa, reside en continuar siendo pequeña y serlo cada vez más. La clave para ser pequeña es la humildad y la confianza. La verdadera humildad consiste en aceptarme tal y como soy, en amarme como soy, y esto atrae firmemente la gracia de Dios. Además, la pequeñez consiste en no tener otra ocupación que la de recoger flores, las flores del amor y del sacrificio, y ofrecérselas a Dios para su recreo. Esto significa que no tengo que buscar realizaciones extraordinarias que todos podrían admirar, sino que solo busco complacer a Dios en las cosas pequeñas, atento a todas las ocasiones para realizar simples gestos de amor, no tanto para acumular méritos, como para complacer a Dios, al igual que un niño busca complacer a su padre.

Capítulo 3. “Reconciliarse con la debilidad”. Necesitamos aceptar nuestra debilidad, pero está claro que hay que rechazar el pecado. Por lo tanto, debemos pedirle al Espíritu Santo que nos ayude a encontrar la armonía, en la que el deseo verdadero de santidad se articula con la humildad y la aceptación tranquila de los límites y debilidades. Para santa Teresa, lo que forma parte de todas las vocaciones es el amor. Sean cuales sean nuestros límites personales, nuestra situación, todos podemos amar allí donde nos encontremos, en el hogar, en el trabajo, no importa el lugar. Lo que a Dios le gusta de Teresa es que ama su pequeñez y su pobreza y tiene una fe ciega en su misericordia, es decir, la humildad y la confianza. Cuanto mayor sea tu confianza más experimentarás la fidelidad de Dios, más comprobarás en qué medida es cierto que todo contribuye al bien de quienes le aman, como dijo san Pablo a los romanos.

Capítulo 4. “Crecer en confianza”. 1) Para crecer en confianza debemos leer y meditar pasajes del Antiguo y del Nuevo Testamento que invitan a la confianza. 2) Otra manera de fomentar la confianza es realizar actos de fe: confío en ti, Señor, te traslado esta situación, sé que tú te encargarás. 3) Necesitamos de la oración y de la adoración para descubrir la verdadera cara de Dios, su amor y su misericordia. Es por la fidelidad a la oración que entramos en una verdadera experiencia de Dios y un conocimiento real de nosotros mismos. Todas las obras del apostolado de la caridad, deben nacer de la oración, de la contemplación.

Capítulo 5. “La misericordia infinita de Dios”. Debemos vivir en el mundo de manera positiva y confiada. En este mundo hay que luchar, pero manteniendo el corazón puro. Debemos examinar nuestra conciencia, pero hay que evitar que esto degenere en tristeza y desaliento que hagan desaparecer nuestra confianza, ya que esto significaría que lo que llamábamos confianza en Dios era confianza en nosotros mismos. Teresa recomienda acudir frecuentemente a la confesión, pues es una ocasión privilegiada para encontrar el verdadero rostro de Dios, su amor infinito, su perdón, su misericordia, su generosidad y su increíble paciencia para con nosotros. Una expresión esencial de la confianza es el abandono, que incluye el “ceder” (el no aferrarse a tal o cual proyecto, a tal o cual manera de ver o hacer; el aceptar no controlarlo todo en nuestra vida), y también el de entregarse a Dios, de contar con Él como un niño cuenta con su padre. Otro aspecto importante de la espiritualidad del caminito es vivir el momento presente. No darle vueltas al pasado, sino abandonarse en Dios y en su misericordia. No atormentarse por el mañana, sino confiarlo a la providencia de Dios, pues poco importa el pasado; si hoy me decido a creer, a tener confianza, a amar, tengo la certeza de poder contar sobre todo con el amor de Dios. Por lo tanto, lo importante no es hacer cosas extraordinarias sino llevar a cabo pequeñas cosas por amor a Dios y a los demás, especialmente por los más cercanos, con delicadeza y aceptándoles tal y como son. En los momentos en los que somos pobres, secos, áridos, cuando aflora el sentimiento de que Dios está lejos, practiquemos pequeñas obras de amor y encontraremos la fuerza. Finalmente, es importante fomentar en nosotros la gratitud, pues cuanto más nos encontramos en un ambiente de gratitud, de acción de gracias, más se abre nuestro corazón a la acción de Dios y puede recibir la vida de Dios, transformarse, crecer. Se trata de una elección de vida. La alternativa entre la insatisfacción y la gratitud no solo es una consecuencia de lo que hemos sufrido, es más profundo, es una llamada a esta parte de libertad de la que siempre disponemos.

Capítulo 6. “Superar la prueba”. Ciertamente, es difícil mantener la confianza en Dios en el sufrimiento: ¿Cómo afrontar la prueba y el sufrimiento en nuestra vida? 1) Lo primero es no tener miedo. Estas realidades no son fáciles de afrontar, pero forman parte de la vida y hay que aceptarlas con confianza, para Teresa “Todo es gracia”. 2) Toda prueba, sean cuales sean las causas y la naturaleza, es una prueba de fe, o una prueba de esperanza, o una prueba de amor. Toda prueba es una llamada a realizar un acto de fe para tener una fe más profunda. Creer que Dios será fiel, no nos abandonará, y podrá obtener cosas positivas de todo lo que nos sucede. Toda prueba es también una prueba de esperanza: ¿Sobre quién pongo mis esperanzas? Pues bien, cuento con el Señor, espero su auxilio. Sí, voy a usar todos los recursos humanos a mi alcance, pero en lo más profundo, me abandono en las manos de Dios, es en Él en quien espero. Dios es mi última seguridad. También, cualquier prueba es una prueba de amor, así se purifica el amor a Dios, haciéndose más libre, más evangélico y más alegre. Cualquier dificultad puede convertirse en un camino de vida, porque Cristo resucitó de entre los muertos, está presente en todas partes y deposita semillas de vida nueva en todas las situaciones.

En conclusión, este libro ofrece una explicación excelente, clara y detallada del “caminito” de santa Teresa de Lisieux. Para esta santa, la santidad es accesible a todos, pero requiere la actitud humilde y confiada de los niños pequeñitos que realizan actos de amor para complacer a un padre amoroso. Tenemos que rechazar el pecado, pero, a la vez, debemos reconciliarnos con nuestras propias debilidades. En definitiva, hasta las pruebas de la vida son una oportunidad para crecer en la confianza y el amor a Dios y caer en la cuenta que Dios es mi última seguridad.

[1] La confianza en Dios: Ejercicios espirituales. Madrid: Cristiandad, 2012; por Jacques Philippe, sacerdote francés, miembro de la Comunidad de las Bienaventuranzas; desde su ordenación en 1985 ha predicado retiros, tanto en Francia como en el extranjero, y ha escrito varios libros.

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