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Meditación del día 17 de Noviembre

por Pbro. Luis A. Zazano
Lucas 19, 11-28

Evangelio según San Lucas 19,11-28

Jesús dijo una parábola, porque estaba cerca de Jerusalén y la gente pensaba que el Reino de Dios iba a aparecer de un momento a otro.
El les dijo: «Un hombre de familia noble fue a un país lejano para recibir la investidura real y regresar en seguida.
Llamó a diez de sus servidores y les entregó cien monedas de plata a cada uno, diciéndoles: ‘Háganlas producir hasta que yo vuelva’.
Pero sus conciudadanos lo odiaban y enviaron detrás de él una embajada encargada de decir: ‘No queremos que este sea nuestro rey’.
Al regresar, investido de la dignidad real, hizo llamar a los servidores a quienes había dado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno.
El primero se presentó y le dijo: ‘Señor, tus cien monedas de plata han producido diez veces más’.
‘Está bien, buen servidor, le respondió, ya que has sido fiel en tan poca cosa, recibe el gobierno de diez ciudades’.
Llegó el segundo y le dijo: ‘Señor, tus cien monedas de plata han producido cinco veces más’.
A él también le dijo: ‘Tú estarás al frente de cinco ciudades’.
Llegó el otro y le dijo: ‘Señor, aquí tienes tus cien monedas de plata, que guardé envueltas en un pañuelo.
Porque tuve miedo de ti, que eres un hombre exigente, que quieres percibir lo que no has depositado y cosechar lo que no has sembrado’.
El le respondió: ‘Yo te juzgo por tus propias palabras, mal servidor. Si sabías que soy un hombre exigente, que quiero percibir lo que no deposité y cosechar lo que no sembré,
¿por qué no entregaste mi dinero en préstamo? A mi regreso yo lo hubiera recuperado con intereses’.
Y dijo a los que estaban allí: ‘Quítenle las cien monedas y dénselas al que tiene diez veces más’.
‘¡Pero, señor, le respondieron, ya tiene mil!’.
Les aseguro que al que tiene, se le dará; pero al que no tiene, se le quitará aún lo que tiene.
En cuanto a mis enemigos, que no me han querido por rey, tráiganlos aquí y mátenlos en mi presencia».
Después de haber dicho esto, Jesús siguió adelante, subiendo a Jerusalén.

La vida es para producir

1) Los enemigos: Son aquellos que van detrás para matarlo. Es la situación de aquellos que van mirando tu vida para que te mandes una y marcar tus faltas; casi como esperando una que te mandes para publicarlo en Facebook y en Instagram. Tengo que reconocer que mientras brilles la envidia llevará a que muchos estén atentos a vos para matarte, no físicamente, pero sí en comentarios y críticas. Vos tenés que seguir con la tuya. Mira para adelante. Concéntrate en lo que tenés que hacer y vive la vida como la tenés que vivir. No te niego que es molesto tener gente atrás, atenta a vos, con la guadaña de la lengua para liquidarte, pero tu objetivo es mucho mayor y mejor. Ellos tienen por objetivo liquidarte, vos: ser feliz.

2) Los talentos: Vos tenés ese algo de Dios, ¡sí! Vos tenés algo de Dios. No sé qué, pero algo tenés. Entonces primero mírate vos y fíjate qué tenés para darnos a los que te rodeamos, ¡producí! Producí vida y entusiasmo. Producí y generá en la gente que te rodea una mirada de la vida distinta. No seas un gas tóxico en el que aquellos que te rodean se terminen adormeciendo o enfermando. No tengas miedo a los riesgos, el que no arriesga no gana…

3) Miedo: El miedo paraliza, eso le pasa al último hombre. No dejes que el miedo te lleve a encerrarte y a no producir con el don que tenés. No tengas miedo a confrontar y a luchar, tenés que ganar vidas y producir vida en vidas que te rodean. Somos inversionistas de Dios. No te dejes tomar por el miedo porque el miedo es mal consejero.

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