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Meditación del día 03 de Diciembre

por Pbro. Luis A. Zazano
Mateo 9,27-31-FB

Evangelio según San Mateo 9, 27-31

Cuando Jesús se fue, lo siguieron dos ciegos, gritando: «Ten piedad de nosotros, Hijo de David».
Al llegar a la casa, los ciegos se le acercaron y él les preguntó: «¿Creen que yo puedo hacer lo que me piden?». Ellos le respondieron: «Sí, Señor».
Jesús les tocó los ojos, diciendo: «Que suceda como ustedes han creído».
Y se les abrieron sus ojos. Entonces Jesús los conminó: «¡Cuidado! Que nadie lo sepa».
Pero ellos, apenas salieron, difundieron su fama por toda aquella región.

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1) Ciegos: Cuán duro es que en la vida uno vaya ciego, porque no ves las cosas y necesitas de otros para ver. En este caso, dos ciegos. Cuando hay ciegos que buscan otros ciegos para que los ayuden, por supuesto no se puede y no termina bien. Me estoy refiriendo a la ceguera existencial, la ceguera espiritual, en donde uno no ve con claridad lo que tiene enfrente ni en dónde está parado. Hoy, ¿a quién recurrís ante tu ceguera? ¿Te están ayudando a ver?

2) La libertad: El Señor te muestra siempre que respeta tu libertad. Es el mayor don. Nunca dejes que nadie te quite tu libertad y no tengas miedo de discernir y decidir desde la libertad. Pedí a Dios que te dé el don de discernir siempre con libertad para vivir en libertad. Por supuesto, una libertad responsable.

3) Prudencia: Sé prudente en las cosas que contás y que decís, pero también cómo las decís y a quién las decís. Pedí a Dios que te ayude a encauzar tu vida desde la libertad, pero también desde la prudencia. No es necesario que todos sepan todo de vos, más en estos tiempos en que nos gusta publicar todo de nuestra vida. Sé prudente y la prudencia te va a ayudar a ser libre.

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