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Trabajar nos permite realizarnos y colaborar en un proyecto de Dios

por Vatican News
Papa Francsico

En el ámbito de la audiencia general de esta mañana, el Papa Francisco reflexionó en su catequesis sobre el trabajo de San José de quien Jesús aprendió, no obstante, su trabajo duro y poco retribuido. El Santo Padre rezó por las familias que sufren a causa del trabajo, y afirmó que debemos “recuperar el sentido del trabajo, como elemento esencial que dignifica al hombre y coopera a su santificación”, puesto que hoy demasiadas personas son explotadas privándolas de su dignidad

En la audiencia general de esta mañana – celebrada en el Aula Pablo VI de la Ciudad del Vaticano – el Papa reanudó su catequesis sobre San José. Tras escuchar el Evangelio que relata que la gente de Nazaret oyendo hablar a Jesús se preguntaba acerca de su origen, por ser “el hijo del carpintero”, el que ejercía el oficio de su padre, Francisco explicó que el término griego tekton, usado para indicar el trabajo del esposo de María, fue traducido de varias maneras. De este modo, los Padres latinos de la Iglesia lo hicieron con la palabra “carpintero”. Pero hay que tener presente que “en la Palestina de los tiempos de Jesús la madera servía, además de para fabricar arados y muebles varios, también para construir casas, que tenían ventanas de madera y techos de terraza hechos de vigas conectadas entre sí con ramas y tierra”.

Por tanto – prosiguió explicando el Santo Padre – “carpintero” u “obrero de la madera” era “una calificación genérica, que indicaba tanto a los artesanos de la madera como a los trabajadores que se dedicaban a actividades relacionadas con la construcción”. Además, el Pontífice destacó que “desde el punto de vista económico no aseguraba grandes ganancias, como se deduce del hecho de que María y José, cuando presentaron a Jesús en el Templo, ofrecieron sólo un par de tórtolas o pichones, como prescribía la Ley para los pobres”.

El drama de no tener trabajo

El Papa puso de manifiesto que cuando Jesús empezó a predicar, sus coterráneos asombrados se preguntaban de dónde procedía su y capacidad de realizar milagros y se escandalizaban a causa de él. 

“Este dato biográfico de José y de Jesús me hace pensar en todos los trabajadores del mundo, de forma particular en aquellos que hacen trabajos duros en las minas y en ciertas fábricas; en aquellos que son explotados con el trabajo en negro; en las víctimas del trabajo, hemos visto que en Italia últimamente hay demasiadas; en los niños que son obligados a trabajar y en aquellos que hurgan en los vertederos en busca de algo útil para intercambiar…”

Francisco extendió su pensamiento también en quien está sin trabajo, a “los que se sienten justamente heridos en su dignidad porque no encuentran un trabajo”, incluyendo a muchos jóvenes, padres y madres que “viven el drama de no tener un trabajo que les permita vivir serenamente”. Además, el Papa destacó el carácter dramático de esta situación que suele conducir a “perder toda esperanza y deseo de vida”. A lo que añadió que quien regresa a casa sin haber encontrado trabajo y la Cáritas le ha dado algo de pan, no recibe esa dignidad: “Lo que te da dignidad es ganarte el pan, y si no damos a nuestra gente, a nuestros hombres y mujeres, la capacidad de ganarse el pan, esta es una injusticia social en ese lugar, en esa nación, en ese continente”.

“Los gobernantes deben dar a todos la posibilidad de ganarse el pan, ya que esta ganancia les da dignidad. El trabajo es una unción de dignidad, y esto es importante”

El trabajo en tiempos de pandemia

“En estos tiempos de pandemia muchas personas han perdido el trabajo y algunos, aplastados por un peso insoportable, han llegado al punto de quitarse la vida. Quisiera hoy recordar a cada uno de ellos y a sus familias”, dijo el Papa. “Hagamos un momento de silencio recordando a esos hombres a esas mujeres desesperados, porque no encuentran trabajo”. “Trabajar – prosiguió – no sólo sirve para conseguir el sustento adecuado: es también un lugar en el que nos experimentamos a nosotros mismos, nos sentimos útiles, y aprendemos la gran lección de la concreción, que ayuda a que la vida espiritual no se convierta en espiritualismo”.

“Pero lamentablemente el trabajo es a menudo rehén de la injusticia social y, más que ser un medio de humanización, se convierte en una periferia existencial”

De ahí que el Santo Padre se haya preguntado:

“¿Con qué espíritu hacemos nuestro trabajo cotidiano? ¿Cómo afrontamos el cansancio? ¿Vemos nuestra actividad unida sólo a nuestro destino o también al destino de los otros? De hecho, el trabajo es una forma de expresar nuestra personalidad, que es por su naturaleza relacional”

“El trabajo – añadió Francisco – es también una forma de expresar nuestra creatividad: cada uno hace el trabajo a su manera, con su propio estilo; el mismo trabajo, pero con un estilo diferente”. Por esta razón afirmó que “es bonito pensar que Jesús mismo trabajó y que aprendió este arte propio de San José”. Y ante la pregunta que debemos formularnos hoy acerca de “qué podemos hacer para recuperar el valor del trabajo; y qué contribución, como Iglesia, podemos dar para que este sea rescatado de la lógica del mero beneficio y pueda ser vivido como derecho y deber fundamental de la persona, que expresa e incrementa su dignidad”, rezó con los fieles y peregrinos presentes la oración que San Pablo VI elevó a San José el 1 de mayo de 1969.

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