«Solo un momento y después el cielo»
Hoy, como cada 21 de mayo, la Iglesia celebra la fiesta de San Cristóbal Magallanes
San Cristóbal nació en Totatiche, Jalisco el 30 de julio de 1869. De muy humilde origen, ingresó en su juventud al seminario conciliar de Guadalajara. Ordenado presbítero prestó sus servicios en la escuela de Artes y oficios del Espíritu Santo en Guadalajara.
Fue luego párroco de su pueblo natal. Sacerdote de fe ardiente, pastor lleno de celo que se entregó a la promoción humana y cristiana de sus feligreses. Misionero entre los indígenas huicholes y ferviente propagador del rosario a la Santísima Virgen María.
Se distinguió por una intensa labor social, organizó centros de catecismo y escuelas en las rancherías, construyó una presa para favorecer el riego, fundó un asilo para huérfanos, y pequeños fraccionamientos de tierra para los pobres. Fundó cooperativas y sindicatos, estableció talleres de carpintería y zapaterías, introdujo maquinaria y ayudó al establecimiento de una planta de luz eléctrica para el uso de molinos. Para atender las vocaciones sacerdotales de esa región, estableció en su parroquia, un seminario auxiliar.
El 21 de mayo de 1927 el padre iba a celebrar una fiesta religiosa en un rancho cuando se inició una balacera entre los cristeros y las fuerzas federales comandadas por el general Goñi. El padre Magallanes fue arrestado y conducido a Totatiche donde lo encarcelaron junto al padre Caloca.
Acusado de sedición, el párroco desmintió sus cargos presentando un artículo, que luego sería publicado, donde exhorta a sus feligreses a mantener la calma:”La religión ni se propagó ni se ha de conservar por medio de las armas.
Ni Jesucristo, ni los apóstoles, ni la iglesia han empleado la violencia con este fin. Las armas de la iglesia son el convencimiento y persuasión por medio la palabra”.
Fueron trasladados a Momax, Zacatecas, donde fueron fusilados, sin ningún juicio. Antes de ser ejecutado el padre Magallanes distribuyó sus pertenencias entre los soldados del pelotón. Después ambos sacerdotes se dieron la absolución sacramental. A su compañero de martirio padre Agustín Caloca le dijo:”Tranquilízate hijo, sólo un momento y después el cielo”. Luego dirigiéndose a la tropa exclamó:”Soy y muero inocente, perdono de corazón a los autores de mi muerte y pido a Dios que mi sangre sirva para la unión de mis hermanos mexicanos”.
Sus restos exhumados en Colotlán, yacen en la parroquia de Totatiche, Jalisco.
Fue beatificado el 22 de noviembre de 1992 y canonizado por Juan Pablo II el 21 de mayo de 2000.
En el día de su fiesta, le rogamos a san Cristóbal Magallanes que siga conduciéndonos en el camino de la fe y la esperanza y de ese modo mantenernos más cerca de Cristo. ¡Porque hasta el cielo, no paramos!