Hoy, 31 de diciembre, la Iglesia celebra la fiesta de San Silvestre I.
Silvestre era hijo de un romano llamado Rufino y de Justa. Se desconoce su fecha de nacimiento, pero se sabe que fue en Roma en la época en que la persecución de los cristianos transitaba su final.
En el año 313, Constantino I el Grande, y Licinio, dirigentes de los Imperios romanos de occidente y oriente, promulgaron el Edicto de Milán, también conocido como La tolerancia del cristianismo, puesto que establecía la libertad de religión en el Imperio romano, dando fin a las persecuciones que, hasta ese momento, padecían los cristianos. En este contexto, y luego de la muerte del Papa San Melequíades, el 31 de enero del año 314, Silvestre fue consagrado Obispo de Roma.
Su pontificado transcurrió durante la época de Constantino I el Grande, que se caracterizó por la mejorada posición pública que comenzó a tomar la Iglesia por la libertad que tenían los cristianos para reunirse y practicar su culto. Sin embargo, aunque las persecuciones habían cesado, el pontífice y todas los cristianos debieron lidiar con nuevos desafíos como las herejías y las constantes injerencias del emperador en los asuntos eclesiales.
Silvestre I se esmeró por pastorear la Iglesia universal a pesar de que no podía viajar distancias muy largas. Si bien existen muchos relatos legendarios respecto de su pontificado en este período tan particular de la Iglesia, lo cierto es que la información autorizada oficialmente es escasa.
Durante el pontificado de Silvestre I, el emperador Constantino I el Grande convocó el Primer Concilio de Nicea, advirtiendo las divisiones que existían entre los cristianos. La finalidad del concilio era establecer la paz religiosa y construir la unidad de la Iglesia cristiana. Este sínodo de obispos cristianos es considerado el primer concilio ecuménico y, aunque se desconoce la existencia de un acuerdo previo entre Silvestre I y el emperador para la realización del concilio, el Pontífice tomó parte y envió legados.
En el marco del concilio, se estableció la cuestión cristológica de la naturaleza del Hijo de Dios y su relación con Dios Padre, en una época donde el arrianismo, forma en la que se llamaba a la herejía de quienes sostenían una creencia cristiana no trinitaria, estaba muy expandido. Todos los obispos del mundo declararon que quien no crea que Jesucristo es Dios, no es católico. Además, se construyó la primera parte del Símbolo niceno, conocido como el Credo niceno, que es considerado la primera doctrina cristiana uniforme, el cual fue aprobado por el Pontífice. También se promulgó el primer derecho canónico y se estableció el cumplimiento uniforme de la fecha de la Pascua.
Al Pontífice se lo recuerda por haber contribuido al desarrollo de la liturgia de la Iglesia y se lo relaciona con el establecimiento de la escuela de canto romana. Además, se cree que, probablemente, durante su pontificado se redactó el primer martirologio de los mártires romanos
Silvestre I, recibió como regalo del emperador Constantino I el Grande el palacio de Letrán al cual convirtió en la primera Catedral de Roma, hoy llamada San Juan de Letrán. Desde aquel momento, esta catedral ha sido la residencia de todos los Pontífices.
Por otro lado, San Silvestre es conocido por haber hecho edificar reconocidos templos de Roma como la Basílica del Palacio Sesoriano (Santa Croce), la Iglesia de San Pedro en el Vaticano y muchas iglesias sobre las tumbas de los mártires. Además, en la Vía Salaria mandó construir una iglesia sobre la Catacumba de Priscila, cuyas ruinas fueron descubiertas más tarde. Cuando Silvestre I falleció, luego de 21 años de pontificado, fue enterrado en dicha iglesia. Su fiesta se sitúa el 31 de diciembre en el “Depositio episcoporum”, o lista de los días de entierro de los obispos romanos, la cual fue recopilada escasamente un año después de su muerte.
En el día de su fiesta, suplicamos a San Silvestre I su intercesión para que el Señor nos conceda una fe fervorosa por la Santísima Trinidad porque hasta el cielo no paramos.