Reina y servidora de los pobres y enfermos
Isabel nació en el año 1207 y era hija del rey de Andrés II de Hungría. La santa fue educada en la corte de Turingia, debido a que había sido dada en matrimonio a Luis Landgrave de Turingia, a pesar de que el matrimonio había sido arreglado por los padres, fue un matrimonio vivido en el amor. Isabel padeció incomprensiones debido a su profunda bondad, tuvo tres hijos con su esposo, quien se preocupaba por los sacrificios que ella realizaba, pero no se oponía a sus numerosas obras de caridad.
Isabel mandó construir un hospital al pie del monte de su castillo para dar de comer a los inválidos con sus propias manos, solventaba la educación de los niños pobres, especialmente de los huérfanos, y llegó a gastarse los granos reservados para su familia durante un período de hambruna que azotó sus tierras.
Cuando el hijo menor de Isabel estaba recién nacido, su esposo murió luchando en las Cruzadas y, aunque padeció una profunda desesperanza, logró aceptar la voluntad de Dios. La santa enviudó a los 20 años y, pese a recibir nuevas propuestas de matrimonio, optó por dedicar su vida al cuidado de los más pobres viviendo ella misma en la pobreza.
Un día, esta joven madre que aprovechó su condición de nobleza para servir a Cristo en los más pobres, al igual que San Francisco de Asís, realizó el voto de renunciar a sus bienes para vivir totalmente en la pobreza, cambiando su ropaje de princesa por el sencillo hábito de hermana franciscana. Desde ese momento, Isabel comenzó a llevar una vida muy austera, trabajaba incansablemente hilando y cargando lanas y se dedicaba pacientemente al cuidado de los pobres y enfermos.
Cuando estaba cerca de cumplir sus 24 años, el 17 de noviembre del año 1231, Isabel pasó de esta vida a la eternidad. Aquel mismo día de su muerte, la santa se le apareció a su hermano quien había sufrido un accidente y tenía el brazo destrozado, su hermano le preguntó ¿a dónde vas, por qué estás tan hermosamente vestida? La santa le respondió que iba para la gloria porque había muerto para la tierra y le dijo, estira tu brazo que has quedado curado. Pasados dos días de su partida a la Casa del Padre, un monje cistercense rogó ante su tumba que intercediera para sanar un fuerte dolor en el pecho y en un instante quedó curado.
Debido a estos milagros, tan sólo a 4 años de su fallecimiento, Isabel fue canonizada por el Papa Gregorio IX.
En el día de su fiesta, pidamos especialmente la intercesión de Santa Isabel de Hungría para que el Señor nos conceda un corazón al servicio de quienes sufren la pobreza y la enfermedad porque hasta el cielo no paramos.