Un herido en Pamplona
Por la señal de la Santa Cruz+
de nuestros enemigos +
líbranos, Señor, Dios nuestro +
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo +
Oración inicial:
San Ignacio de Loyola, tú que nos dejaste un método de discernimiento espiritual, intercede por nosotros, para que podamos resolver bien en las decisiones difíciles, siempre según la voluntad del Padre.
Que sigamos tu ejemplo de compañero de Jesús, amándonos unos a otros. Y mostremos así al mundo que la Iglesia es su casa, donde todos pueden encontrar cobijo para el espíritu, y descubrir lo que es la verdad y la felicidad que solo Dios es capaz de dar. Amén.
Lectura bíblica del segundo día:
“Sana a los que están afligidos y les venda las heridas” Salmo 147, 3
Cuando san Ignacio de Loyola tenía 30 años, lo enviaron a hacerse cargo del ejército. El deseo de ganar honra, lo llevó a Pamplona para defender esta ciudad, que era atacada por los franceses. La desproporción de los ejércitos era enorme. Los soldados de Ignacio querían rendirse, pero él prefería morir antes de entregarse a los enemigos de su rey. Ignacio fue herido por una bala de cañón que le rompió una pierna y dejó malherida la otra. Pamplona e Ignacio cayeron en manos de los franceses. En esa época, los heridos de guerra y especialmente los nobles eran entregados a sus familias. Volvió a su casa herido y humillado. Sufrió mucho, recorrió un largo y difícil camino, donde Dios no quiso que muriera.
- Pedir la gracia que se desea alcanzar de san Ignacio de Loyola en esta novena.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
Oración final
San Ignacio de Loyola, tú que te enfrentaste a lo largo de tu vida a innumerables encrucijadas y tuviste que preguntarte una y otra vez, cuál era el camino que más gloria y alabanza daba a Dios y lo mejor hacia tu prójimo. Ayúdame con tu intersección, a aumentar mi deseo de servir al Señor y ser mejor discípulo, buscando siempre la paz y liberación del mundo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. +