Un joven cortesano
Por la señal de la Santa Cruz+
de nuestros enemigos +
líbranos, Señor, Dios nuestro +
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo +
Oración inicial:
San Ignacio de Loyola, tú que nos dejaste un método de discernimiento espiritual, intercede por nosotros, para que podamos resolver bien en las decisiones difíciles, siempre según la voluntad del Padre.
Que sigamos tu ejemplo de compañero de Jesús, amándonos unos a otros. Y mostremos así al mundo que la Iglesia es su casa, donde todos pueden encontrar cobijo para el espíritu, y descubrir lo que es la verdad y la felicidad que solo Dios es capaz de dar. Amén.
Lectura bíblica del primer día:
“¿Se puede caminar sobre brasas sin quemarse los pies?” Proverbios 6, 28
San Ignacio de Loyola nació en 1491, en el castillo de Loyola, al norte de España. Fue bautizado con el nombre de Íñigo de Loyola. Después de estudiar en Paris, tomó el nombre de Ignacio. Los padres pertenecieron a antiguas familias nobles del país vasco.
En su infancia y juventud, el santo, tuvo muchos y buenos amigos. Se divertía jugando a las espadas, domando caballos e imitando a los mayores en el arte de montar y de las batallas. Fue instruido en todas las artes de la vida cortesana de la época. Vivió una juventud desordenada. Era muy soñador, por lo que pasaba horas imaginándose todo un caballero de la corte. Se entrenaba para ser el mejor, y así aprendió a luchar con espada, a cabalgar y a organizar ejércitos.
- Pedir la gracia que se desea alcanzar de san Ignacio de Loyola en esta novena.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
Oración final
San Ignacio de Loyola, tú que te enfrentaste a lo largo de tu vida a innumerables encrucijadas y tuviste que preguntarte una y otra vez, cuál era el camino que más gloria y alabanza daba a Dios y lo mejor hacia tu prójimo. Ayúdame con tu intersección, a aumentar mi deseo de servir al Señor y ser mejor discípulo, buscando siempre la paz y liberación del mundo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. +