En la siguientes líneas, el Padre Olmedo nos invita a reflexionar sobre la tarea que significa amar al prójimo.
Si hacemos una lista de las personas que amamos, podemos escribir varios nombres, y también de las personas que nos aman podemos sacar un buen número de personas. También podemos encontrar personas que no pueden escribir con facilidad nombres en ninguno de los dos casos.
Quiero invitarlos a revisar un poco lo difícil que es en muchos casos para nosotros amar. Hay muchas cosas que vivimos que nos pueden marcar negativamente, un fracaso en una relación, una traición, burlas, desprecios, entre otras experiencias, que van generando en nosotros esta incapacidad para amar, donde decimos muchas veces NO PODEMOS AMAR, y es cierto, no es fácil amar, realmente para nosotros los seres humanos es imposible amar, pero tenemos un consuelo, y es que el mismo Señor nos dice “Lo que es imposible para el hombre es posible para Dios” Lc 18,27.
Por eso para poder amar necesitamos acercarnos a la fuente del amor que es el mismo Dios. Nuestro Padre Dios, nos ha enviado a su único Hijo para mostrarnos su gran amor. Somos amados por un Dios que es amor y que nos enseña a amar.
No podemos intentar amar alejados de Dios, recordemos las palabras de San Juan “El que no ama no ha llegado conocer a Dios, porque Dios es amor” 1Jn 4,8, por eso debemos caminar de la mano de Dios, y cada día pedirle al Señor la gracia de sentir este amor, allí al sentirnos amados por Dios podemos amar. Nos vamos abriendo a este amor cada vez que escuchamos la Palabra de Dios, en cada oración, en cada Eucaristía, en cada encuentro con nuestros hermanos en la parroquia o en la comunidad.
No nos cansemos de buscar cada día la fuente del amor, no nos cansemos de dejarnos amar por Él, solo así podemos a amar a las personas que nos rodean, a las que nos hacen el bien y también a las que nos cuesta amar más.
NO PODEMOS AMAR…SIN DIOS
