El Señor le da compañeros
Por la señal de la Santa Cruz+
de nuestros enemigos +
líbranos, Señor, Dios nuestro +
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo +
Oración inicial:
San Ignacio de Loyola, tú que nos dejaste un método de discernimiento espiritual, intercede por nosotros, para que podamos resolver bien en las decisiones difíciles, siempre según la voluntad del Padre.
Que sigamos tu ejemplo de compañero de Jesús, amándonos unos a otros. Y mostremos así al mundo que la Iglesia es su casa, donde todos pueden encontrar cobijo para el espíritu, y descubrir lo que es la verdad y la felicidad que solo Dios es capaz de dar. Amén.
Lectura bíblica del octavo día:
“Compañero soy de todas las que le temen y de las que guardan tus preceptos” Salmo 119, 63
Las palabras fervorosas de Ignacio, llenas del Espíritu Santo, abrió los corazones de algunos compañeros de estudio. Pedro Fabro y Francisco Javier fueron los nuevos amigos con los que va formando la comunidad de los primeros compañeros, todo a través de Ejercicios Espirituales. El grupo se fue ampliando y muchas personas se acercaban espontáneamente, porque los veían muy comprometidos con el estilo de vida que llevaban aquellos fervorosos estudiantes. Hicieron voto de pobreza, de castidad, de predicar el Evangelio. Se ordenaron sacerdotes en Venecia. Ignacio quería hacer su primera misa en Jerusalén. Habían hecho votos de peregrinar a Jerusalén y si esto no resultaba posible, se pondrían a las órdenes del Papa, para que dispusiera de ellos.
El fruto de lo que realizaron estos nuevos compañeros con Ignacio fue grandioso. Todo gracias a la formación recibida de los Ejercicios Espirituales. Porque los Ejercicios Espirituales son el Evangelio adaptado sabiamente para llevar a la conversión y la entrega total de todo aquel que los practique, dejándose conducir por la gracia de Dios.
- Pedir la gracia que se desea alcanzar de san Ignacio de Loyola en esta novena.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
Oración final
San Ignacio de Loyola, tú que te enfrentaste a lo largo de tu vida a innumerables encrucijadas y tuviste que preguntarte una y otra vez, cuál era el camino que más gloria y alabanza daba a Dios y lo mejor hacia tu prójimo. Ayúdame con tu intersección, a aumentar mi deseo de servir al Señor y ser mejor discípulo, buscando siempre la paz y liberación del mundo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. +