Abogada de los matrimonios, los más pobres y Patrona de los conductores
Francisca Bussa de Buxis de Leoni nació en Roma en el año 1384. Proveniente de una familia noble y rica. Cuando pequeña, santa Francisca tuvo la fortuna de ver a su ángel de la guarda, que velaba por ella día y noche. Jamás la dejó un solo instante, y en ocasiones, como favor especial, le permitía ver el esplendor de su figura. En una ocasión, el escéptico padre de Francisca la requirió el honor de ser presentado a esta criatura «imaginaria». Dicho y hecho. Ella tomó al ángel de la mano, y uniéndola a la de su padre, los presentó, pudiendo el último verlo y así no volver a dudar. A los doce años de edad decidió ser monja, pero antes que eso sus padres la casaron con Lorenzo Ponziani comandante de las tropas papales en Roma.
Como esposa se distinguió por ser decididamente cristiana y por llenar siempre su hogar familiar de una profunda alegría cristiana y servicialidad
En 1413 inicia su labor a la sociedad pidiendo ayuda para los pobres, fue así que se dio a conocer como una mujer que ayudaba a los más necesitados, labor que combinaba con el servicio a su familia formada por sus tres hijos y esposo a quienes amó tiernamente y dedicó todos sus cuidados; y con la misma sencillez y firmeza aceptó quedar privada de ellos. Dos hijos de Francisca murieron a temprana edad, producto de la peste negra que por esos años azotaba la región; todas estas desgracias no lograron doblegar su ánimo.
Y así su palacio parecía meta obligada para todos los más necesitados. Fue generosa con todos y distribuía sus bienes para aliviar las tribulaciones de los demás, sin dejar nada para sí. Para poder ampliar su labor fundó en 1433 la congregación de las Oblatas Olivetanas de Santa María la Nueva, llamadas también Oblatas de Tor de Specchi, que tenían como regla contar con religiosas sin votos ni clausura pero si llena de una vida austera y dedicada al apostolado social. A los tres años de la muerte del marido, emitió los votos en la congregación que ella misma había fundado, y tomó el nombre de Romana, aquí vivió hasta el único hijo que le quedaba enfermo de gravedad, fue entonces que regreso a palacio para cuidarlo. El 9 de marzo de 1440 mientras rezaba en su habitación una suave luz ilumino la estancia hasta que poco a poco su vida se apagaba. Sus restos mortales fueron expuestos durante tres días en la iglesia de santa María la Nueva, que después llevaría su nombre. Tan unánime fue el tributo de devoción que le rindieron los romanos que, según una crónica del tiempo, se habla de que toda la ciudad de Roma acudió a rendirle el extremo saludo. Fue canonizada en 1608 por el Papa Paulo V, convirtiéndose en la patrona de toda esposa, madre y viuda.Tuvo la gracia de los milagros, el éxtasis y la visión de su ángel de la guarda quien la acompaño los últimos 23 años de su vida.
Permítenos Señor que superemos nuestras limitaciones y que en nuestras pérdidas personales descubramos, como Santa Francisca Romana, un incentivo de la caridad.