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Sé para tus hijos un buen coach emocional

por Luz Ivonne Ream
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¿Quieres hijos emocionalmente inteligentes? La película de Disney-Pixar, «Inside Out» te puede ayudar a educar su inteligencia emocional

Hace casi 3 años esta película de Disney-Pixar causó furor tanto en grandes como en pequeños entre otras cosas por su forma tan clara de presentarnos a las emociones y a entender por qué nos comportamos como lo hacemos.

Mary Ryerse, contribuidora del blog de “The Gottman Institute” muestra algunas maneras claras de como la película de “Inside Out” puede servir de herramienta a padres y maestros -los primeros coaches emocionales en la vida de los niños- para ayudarles a conocerse y para que entiendan cómo funcionan el cerebro, las emociones, su proceso de aprendizaje…

Escribir y reflexionar sobre emociones y memoria. Esto ayuda para que se den cuenta de cómo un evento puede acarrear distintos tipos de emociones y cómo la memoria se pueden construir y reconstruir de manera diferente. Por ejemplo, hubo un recuerdo que Riley inicialmente etiquetó como “triste” porque pensó que ella había sido la causa de que su equipo perdiera. Después de haber reflexionado se dio cuenta de que también fue un recuerdo “alegre” porque sus padres y compañeros de equipo estaban allí para ayudarla.

Enseñar cómo funciona el cerebro. A los niños les encanta aprender cosas nuevas y entender su funcionamiento. Por lo tanto, aprovechen su curiosidad y hablen con ellos de las partes del cerebro y el funcionamiento de cada una de ellas: córtex cerebral, axones, dendritas o hipotálamo.

Hablar (y escuchar) sobre las emociones. Esta película es una excelente herramienta para que ambos -papás o maestros y niños- hablen sobre las emociones tal y como son. También sobre cómo estas pueden ser vistas desde diferentes perspectivas y de cómo pueden cambiar a lo largo del tiempo.

Asistir a un espectáculo para comentar las emociones que les genera. Una buena obra de teatro es de gran ayuda para entender cómo nos conectamos con las emociones y con las memorias de estas. Por ejemplo, recuerdo cuando vi la obra de teatro de Annie, la huérfana. Yo era muy niña pero no se me olvida cómo rezaba para que Annie encontrara a su mamá. Al ser yo huérfana de madre, enseguida hice mía su tristeza y en mi inocencia de niña creía que si yo rezaba por esa intención su mamá pronto regresaría y ella volvería a ser feliz. En el fondo lo que yo quería era tener a mi mamá conmigo.

Ayudar a los niños a que reconozcan lo que pueden y lo que no pueden controlar. Muchas cosas en la vida, más de las que a veces nos gustaría están fuera de nuestro control. Incluso, cuantas veces nos esforzamos por lograr algo y ese algo no resulta como lo planeamos. Sin embargo, lo que sí puede estar bajo nuestro control es el enfoque que damos a las cosas, a las circunstancias y a los resultados. Solo se necesita de una buena actitud. Lo mismo sucede con las emociones. Estas llegan sin avisar, pero de cada uno depende elegir qué hacer con ellas.

Grandes experiencias. Hacer de cada circunstancia o evento una maravillosa oportunidad para crear buenas memorias en la vida de los niños. Al final de la vida eso es lo que quedan, memorias.

Recuerda que las emociones no son ni buenas ni malas, simplemente son. En tus manos está el convertirte en el mejor coach emocional en la vida de tu hijo, de tu alumno y acompañarle para que “no sienta miedo “sentir”.

En su libro “Raising an Emotionally Intelligent Child”, el Dr. John Gottman describe cómo los padres y maestros pueden servir como entrenadores emocionales. Es decir, preparan al niño para ponerle como el jefe de sus emociones. Para que honren la emoción, que sepan qué hacer con lo que sienten, hablar sobre ella, sentirla y no reprimirla, sino encauzarla.

 

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