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Basílica María Auxiliadora y San Carlos

por Horacio Espinosa
Templo parcialmente iluminado

Tuve la gracia de conocer el templo salesiano cuando era un niño y muchos años después descubrí que la advocación mariana a la que está dedicado de a poco fue ganando mi corazón.

Hoy quiero contarles sobre la Basílica que tiene como co-titular a esta advocación mariana y que merece la pena ser conocida. Esto, no sólo por su arquitectura, que es muy grata a los ojos; ni por su historia (nuestro Papa Francisco fue bautizado aquí); ni porque la imagen de María Auxiliadora fue bendecida por el mismo San Juan Bosco. Más bien, por todas esas razones.

Un poco de historia

Hacia las miras del siglo XIX, a un lado del entonces llamado Camino Real, en lo que hoy serían el cruce de las Avenidas Medrano y Boedo, comenzaba la Villa San Carlos, que consistía en no más que unas casas desparramadas a las afueras de Buenos Aires. Hoy ese lugar es el barrio de Almagro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Por entonces, una familia de la Villa San Carlos regaló un terreno para la construcción de una iglesia a la que llamaron San Carlos Borromeo. La misma fue bendecida por el arzobispo de Buenos Aires y entregada a los padres Bayoneses (de Bayona, Francia) quienes atendían las necesidades religiosas de los vascos residentes en la zona.

En paralelo, a muchos kilómetros de distancia, en Italia, el sacerdote turinés Juan Bosco desarrollaba una gran tarea a favor de la niñez y la juventud.  En una época de fuerte impulso misionero en todo el mundo, Don Bosco quiso sumar a sus salesianos en esta corriente apostólica y llegaron a la Argentina en 1875. Algunos se hicieron cargo de la capilla Mater Misericordiae en el barrio de Montserrat, con el propósito de acompañar a los inmigrantes italianos llegados a Buenos Aires, mientras que otros grupos se dirigieron a la Patagonia.

Poco tiempo después, los padres Bayoneses dejaron la capilla San Carlos Borromeo y ésta fue ofrecida a los salesianos. Pasado poco tiempo, el templo quedó pequeño y fue el padre José Vespignani, párroco e inspector salesiano, quien comenzó a pensar en un nuevo templo en homenaje al Sagrado Corazón de Jesús y a María Auxiliadora.

De esta manera se puso en marcha la construcción del templo. El padre José pidió a sus superiores de Turín que enviaran a alguien para hacerse cargo de la obra. Don Bosco envió a su hermano, el sacerdote y arquitecto Ernesto Vespignani, quien junto a un grupo de inmigrantes italianos radicados en la zona comenzó a definir el proyecto de una iglesia que constaría de tres niveles:

  • Una nave central para los fieles.
  • Galerías superiores para los estudiantes.
  • Una cripta destinada a la comunidad de salesianos.

El padre Ernesto contó con la ayuda de los vecinos y de los alumnos del Colegio Pio IX, dependiente entonces de la congregación salesiana. Tal taller se llamaría con el tiempo “Departamento de Arquitectura Religiosa y Oficina de Arte”.

Para la construcción se recolectó dinero entre los vecinos y hasta Ceferino Namuncurá (hoy venerable Siervo de Dios), le escribió al Padre Ernesto desde la localidad argentina de Uribelarrea para sumarse a esta gran campaña.

En 1902, a pesar de que la cripta no estaba del todo concluida, comenzaron a celebrarse misas. Sin embargo, fue en 1910, junto al Centenario de la Revolución de Mayo en Argentina que el Arzobispo Monseñor Antonio Espinosa quiso unir ambos acontecimientos declarando “…este nuevo templo, Homenaje Popular Argentino del Centenario Patrio y uno de los monumentos religiosos que se inauguran solemnemente con el favor de Dios y mediante el concurso del pueblo”. El 24 de Mayo, día de María Auxiliadora y víspera de la fiesta patria, se colocó la imagen de la Virgen bendecida por el propio Don Bosco.

La importancia que desde su origen tuvo esta iglesia generó que el Papa Pío XII lo elevara a la categoría de Basílica en el año 1942. Pocos años después, el mismo Pontífice declaró a Maria Auxiliadora como “co-titular” del templo. Por esto, desde entonces se la conoce como Parroquia Basílica de María Auxiliadora y San Carlos.

 Algunos datos arquitectónicos

El gusto Bizantino está presente en las decoraciones con táseles que forman mosaicos en los alteres de mármol y en los lienzos pintados sobre fondo dorado que acompañan la imagen del Sagrado Corazón en el Altar principal.

La planta Basilical y de Peregrinación, con una nave principal y dos laterales concluyen en una escalera para los peregrinos que quieren llegar a los pies de la Virgen, ya que su Camarín está elevado como trono celestial.

Esa escalinata que además sube al Púlpito está decorada como el resto, en estilo modernista y a modo de bocina. En el Camarín, la imagen de María Auxiliadora tallada en Francia es de madera policromada.

Los otros altares, Sagrado Corazón y María Auxiliadora, brindan al templo su similitud con el estilo Lombardo o Ambrosiano.

Todo el templo está dividido en tres niveles:

  • Cripta (Iglesia purgante)
  • Medio (Iglesia peregrinante)
  • Superior (Iglesia triunfante)

Sobre la entrada se aprecia el órgano de 2546 tubos fabricado en Turín que ha sido declarado “bien integrante del Patrimonio Cultural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires” en mayo de 2017. Posee tres  teclados manuales de 61 notas cada uno y una pedalera de 30 notas; la consola original tenía 58 notas en los manuales y 27 en la pedalera. Posee además 38 registros reales, 3 fuelles y un sistema de combinaciones libres ajustables electrónicas (96 en total). Hay asimismo un órgano de eco, ubicado en un recinto lindero con la cúpula del templo. Puede tocarse desde el primer teclado manual o desde el tercero. Tiene 3 registros.

La Basílica se ilumina con lámparas colgantes y tulipas de cristal veneciano con sus estructuras de sostén barrocas.

El campanario tiene ocho campanas de origen italiano automatizadas con carrillón electrónico. Ejecutan tanto canciones como conciertos para campanas durante los festejos.

El templo se eleva sobre la planta de la cripta que tiene idénticas dimensiones. Allí encontramos la capilla funerario y un altar principal y un órgano propio que acompañó el canto de Carlos Gardel y Ceferino Namumcurá.

Los restos del padre Ernesto Vespigniani descansan en la cripta.

Por detrás del Altar está el bautisterio donde Jorge Bergoglio inició sus pasos en nuestra Fe.

La visita

En realidad más que una única visita tuve la gracia de conocer el lugar desde chico, era allí donde nos solían llevar de excursión algunas veces.

Pero, para ser honesto, en aquel momento no era más que una excursión con mis compañeros, realmente yo no tenía dimensión de la importancia que esta Basílica tenía.

Ya de adulto, con mi camino de Fe recomenzando, me tocó un 24 de Mayo (día de María Auxiliadora) conocer la Basílica erigida en su nombre de la ciudad de Lima, Perú.

Fue entonces que me dije, cómo puede ser que venga a esta Basílica en Perú y no conozca (regrese, en realidad) a nuestra Basílica en Buenos Aires. Ese día me propuse volver a visitarla pero no quería que fuera cualquier día, quise ir el 24 de Mayo, fiesta de la Virgen.

Claro, esto no iba a ser tan fácil…

Como reza el dicho, María te llama, María te lleva. Ella se encargó de que un día 24 de Mayo me tocara trabajar cerca de la Basílica. Terminé mi jornada un tanto temprano y me dirigí a la Celebración de la Santa Misa en Honor a nuestra Madre.

Llegué con los minutos contados para el inicio de la Celebración, justo para el solemne ingreso de la Imagen, momento en el cual todos cantamos, aplaudimos y debo reconocer que muchos nos emocionamos.

La Cerebración fue muy emotiva y al cierre de la misma, me dirigí al Camarín de María, sobre el Altar Principal.

Realmente conmovido hasta las lágrimas, me senté en un asiento que hay detrás de los declinatorios a orar, siendo de agradecimiento las únicas palabras que me salían tras tan emotivo momento vivido.

Ese fue un segundo gran reencuentro con Mamá María, les contaré el primero en otra visita.

Tiempo después de comenzar a escribir estas bitácoras, pensé que debía hacer algo con esta Basílica, pero no sabía bien cómo comenzar.

Fue entonces que un sacerdote que había conocido en la casa salesiana donde concurrí de pequeño fue trasladado a esta basílica y posteó una foto impresionante en su página de Facebook, lo cual me llevó inmediatamente a contactarlo para poder escribir estas líneas.

El Padre del cual estoy hablando se llama Cayetano Castello, y tiene una particularidad: sus homilías son geniales, divertidas pero muy profundas. Suelo decir que tiene una mira telescópica láser, que hace que sus palabras toquen el corazón de cada una de las personas que lo estamos escuchando.

Finalmente, fui a visitar al Padre Cayetano, tuve la gracia de tener que esperarlo unos minutos, y justo me senté debajo de una imagen de María Auxiliadora que está en un pasillo cerca del despacho. Esto hizo que la espera fuera grata, tanto así que no sé decir si estuve allí fue uno o varios minutos, porque éstos pasan desapercibidos cuando uno está cerca de Mamá María.

El Padre fue muy amable como siempre, me brindó todo el tiempo necesario para explicarme la historia de la Basílica, parte de la cual he escrito en estas  líneas.

Como comento siempre, María nos busca, nos llama, nos da oportunidades de acercarnos, sólo depende de nosotros hacerlo. Sea cerca de cerca o lejos, eso no importa; sea largo o corto el tiempo, tampoco importa; lo importante es darle el Sí a nuestra Madre.

Tips de Viajero

  • La ciudad de Buenos Aires tiene muchos templos bonitos. Este es sin duda uno de ellos, y además está muy bien cuidado.
  • No pude conocer la cripta, que es grande pero estaba en mantenimiento en el momento de mi visita.
  • Vean la Pila Bautismal donde el actual Papa Francisco, por entonces Jorge Mario Bergoglio comenzó su camino de Fe.
  • Caminen 500 metros y conozcan la centenaria confitería Las Violetas ( Av. Rivadavia 3899).
  • La dirección de la Basílica es Av. Hipólito Yrigoyen 3999.


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