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Te Alabamos Señor. Hoy: Salmo 39

por Editor mdc
salmo 39

Alabar a Dios, orar, conversar con el Padre, siempre recordando nuestra condición de hijos amados por Él. Estos son algunos de los objetivos de este proyecto de Misioneros Digitales Católicos, que culminará cuando publiquemos el 150.

SALMO 39 (versículos 1-14)

Del maestro de coro. De Iedutún. Salmo de David.

2 Yo pensé: «Voy a vigilar mi proceder

para no excederme con la lengua;

le pondré una mordaza a mi boca,

mientras tenga delante al malvado».

3 Entonces me encerré en el silencio,

callé, pero no me fue bien:

el dolor se me hacía insoportable;

4 el corazón me ardía en el pecho,

y a fuerza de pensar, el fuego se inflamaba,

¡hasta que al fin tuve que hablar!

5 Señor, dame a conocer mi fin

y cuál es la medida de mis días

para que comprenda lo frágil que soy:

6 no me diste más que un palmo de vida,

y mi existencia es como nada ante ti.

Ahí está el hombre: es tan sólo un soplo,

7 pasa lo mismo que una sombra;

s e inquieta por cosas fugaces

y atesora sin saber para quién.

8 Y ahora, Señor, ¿qué esperanza me queda?

Mi esperanza está puesta sólo en ti:

9 líbrame de todas mis maldades,

y no me expongas a la burla de los necios.

10 Yo me callo, no me atrevo a abrir la boca,

porque eres tú quien hizo todo esto.

11 Aparta de mí tus golpes:

¡me consumo bajo el peso de tu mano!

12 Tú corriges a los hombres,

castigando sus culpas;

carcomes como la polilla sus tesoros:

un soplo, nada más, es todo hombre.

13 Escucha, Señor, mi oración;

presta oído a mi clamor;

no seas insensible a mi llanto,

porque soy un huésped en tu casa,

un peregrino, lo mismo que mis padres.

14 No me mires con enojo,

para que pueda alegrarme,

antes que me vaya y ya no exista más.

Fuente:El Libro del Pueblo de Dios. 

Voz: Marcelo Ripari /Música: Juanjo Cabrera (Spotify) / Juanjo Cabrera (canal de Youtube)

Comentario del Salmo 39

Este Salmo es como el estallido de una indignación largamente reprimida (vs. 3-4). El diálogo del salmista con el Señor tiene un tono de amarga protesta, motivada por la intensidad del sufrimiento (v. 11) y por la reflexión sobre la caducidad de la vida (vs. 5-7). Sin embargo, la confianza en Dios (v. 8) y el reconocimiento de los propios pecados (vs. 9, 12) hacen que predomine, en definitiva, la actitud de humilde sometimiento a los designios del Señor (v. 10).

Fuente: La Biblia, La Casa de La Biblia, edición aprobada por la Conferencia Episcopal Española

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