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Dios quiere que descansemos

por Pbro. Tomás Trigo
Dios

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Pero hay otro modo de ver las cosas, y es el que manifiestan las palabras que, según Grabielle Bossis, le dijo el Señor en una locución: 

«Duermes, pero no por eso dejo de mirarte… Entonces, pídele a tu ángel que ofrezca esas respiraciones de tu reposo también para mi gloria, como tu Loira, que no se detiene jamás, ni de día ni de noche. ¡Qué sencillo es el Amor! Despiertos se ama; dormidos se sigue amando».

A los que piensan que descansar es un paréntesis en su santificación, y son tan responsables que trabajan sin descansar, y que, si pudieran, seguirían trabajando en lugar de dormir, les vendrá bien tener en cuenta que el amor sigue unas leyes diferentes. 

Es Dios, nuestro Padre, el que quiere que descansemos, porque somos sus hijos, y los padres quieren que sus hijos descansen. Por tanto, no dejamos de amar cuando dormimos o cuando descansamos. Porque amar a Dios es hacer su voluntad, y su voluntad es que descansemos y durmamos. No se trata, pues, de un paréntesis en nuestra santificación, ni de un paréntesis en nuestra misión de cooperar con Él en la salvación del mundo. ¡Así de sencillo es el Amor!

El Señor quiere que cuidemos nuestro cuerpo, que cuidemos nuestra salud física y psíquica, porque nos quiere y somos suyos, sus hijos, otros Cristos. Y cuando trabajamos, es Cristo quien trabaja a través de nosotros; cuando descansamos, es Cristo quien descansa; cuando evangelizamos, es Cristo quien evangeliza. 

«Tu cuerpo Me pertenece. Cuídalo porque es Mío. Haz tu trabajo, porque es mi trabajo. Descansa para reposarme, y cuando hablas al prójimo, es mi vida pública» (Gabrielle Bossis).

Pero solo descansa de verdad el que confía totalmente en Dios.

El que no confía en Él no consigue descansar, porque no es capaz de dejar las preocupaciones en sus manos. 

Quizá tenemos que aprender a descansar abandonando todo en Dios. Quizá sea un buen ejercicio, si somos excesivamente responsables, “forzarnos” a ser “irresponsables”, y dedicar un tiempo a no hacer nada, para que nos quede claro que Dios nos quiere por nosotros mismos, no por lo mucho que trabajamos. 

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