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¡Queremos ver a Jesús!

por Mons. Luis José Rueda Aparicio
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“Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme”

Evangelio según san Juan (12, 20-33)

En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaba:
“Señor, queremos ver a Jesús”.
Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. 
Jesús les contestó:
“Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre.
En verdad, en verdad les digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto.  El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo honrará.
Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré? ¿Padre, líbrame de esta hora? https://microbeonline.com/ Pero si por esto he venido, para esta hora:
Padre, glorifica tu nombre”.
Entonces vino una voz del cielo:
“Lo he glorificado y volveré a glorificarlo”.
La gente que estaba allí y lo oyó, decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel.
Jesús tomó la palabra y dijo: 
Esta voz no ha venido por mí, sino por ustedes. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí”.
Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.
Palabra del Señor.

Transcripción de La Voz del Pastor del 21 de marzo del 2021

¡Queremos ver a Jesús!  Se le acercaron a los discípulos de Jesús unos griegos y le expresaron de manera clara y directa ese anhelo que ellos tenían, “queremos ver a Jesús”; nosotros también queremos ver a Jesús, queremos verlo cerca, queremos verlo en la Eucaristía, en todos los sacramentos; verlo en la realidad de nuestra vida, de la humanidad, de la historia. Queremos verlo en cada acontecimiento y en cada persona; queremos ver a Jesús.

Cuando se acercaron estos discípulos a llevarle la razón de los griegos, Jesús se compara con un granito de trigo y dice: “si el grano de trigo cae en la tierra y no muere no da fruto, pero si muere da fruto abundante”. Empezó a hablar de ese procedimiento de entrega, de caer en la tierra por amor a nosotros, como un grano, pero un grano que va a resucitar, que va a dar fruto, y está hablando: cuando sea elevado en alto atraeré a todos hacia mí, a todos, a los griegos, a los que no creen; va a ser un momento para anunciar que el Hijo de Dios, resucitado, es el servidor de la vida, de la vida nueva; pero no solamente para nosotros que tenemos el privilegio de ser católicos, sino para toda la humanidad, porque Cristo elevado en la cruz es el signo de la vida nueva, con los brazos abiertos, para los griegos, para los judíos, para los cinco continentes, para hombres y mujeres de toda la historia.

Pero usted y yo que buscamos al Señor y que queremos verlo y que lo hemos visto en los acontecimientos de nuestra vida, debemos ser anunciadores de esos brazos abiertos de Cristo, de esa cruz tendida, para que todos podamos vivir la fraternidad, construir la cultura del encuentro y de la fraternidad, desde la Cruz de Cristo, y desde la Cruz de Cristo asumir el sufrimiento, para que se realice la misión plena del Hijo entre nosotros. 

Por favor, en esta semana déjese abrazar por Cristo elevado en la cruz y abrace a todos aquellos que quieren ver a Jesús.

Que el Señor nos bendiga y acompañe.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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