“La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular”
Evangelio según san Juan 10, 11-18
En aquel tiempo, dijo Jesús:
“Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo la roba y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.
Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo Pastor.
Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente.
Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre”.
Palabra del Señor.
Transcripción de La Voz del Pastor del 25 de abril de 2021
En este domingo del buen Pastor, Jesús, en el Evangelio de san Juan, capítulo 10, está diciendo: “Yo soy el buen Pastor y el buen Pastor da la vida por sus ovejas”. Cristo Jesús da la vida por cada uno de nosotros y por toda la humanidad; y qué bello el mensaje del papa Francisco tomando la figura de san José; pero sobre todo, mirando al buen Pastor que da la vida por las ovejas, nos está diciendo que nosotros, todos, en nuestra vocación, cada uno como cristiano, como bautizado, hombre o mujer; pero sobre todo, nosotros los sacerdotes, estamos llamados a generar vida, en lo cotidiano, a servir y a ser fieles. Esos tres elementos son muy importantes para que nosotros revisemos nuestra vocación. ¿Estamos generando vida?, la vocación suya, la vocación de cada uno de nosotros en la Iglesia, en la sociedad, en estos tiempos de pandemia; ¿Está generando vida?, generando vida con la palabra, con la actitud, con el trato con los demás y sobre todo, con la oración, que le da profundidad a nuestra vocación y segundo la vocación es ante todo, servicio.
San José fue un servidor; Cristo es el servidor de la humanidad y cada uno de nosotros en nuestra vocación, hombre o mujer, estamos llamados a cultivar el ambiente de servicio, no que nos sirvan a nosotros; sino servir, servir y dar la vida. El buen Pastor da la vida, el que no es buen Pastor, el asalariado huye ante el peligro, huye ante el riesgo, se defiende el; pero, dar la vida, es servir permanentemente, y el tercer elemento de nuestra vocación a la luz del mensaje del papa y de la Palabra de Dios que hemos proclamado, que es el Evangelio de san Juan, capítulo 10, es ser fiel y se es fiel buscando el estilo de Jesús que permanentemente está ofreciéndole al Padre su vida y está orando al Padre y está con el corazón suyo palpitando al ritmo del corazón del Padre.
Pidámosle al Señor que nos ayude a ser fieles, a ser servidores y a generar vida.
Que la santísima Virgen María, Madre de los sacerdotes, bendiga a cada uno de mis hermanos sacerdotes, diáconos, presbíteros, obispos, que bendiga al papa Francisco, al papa emérito Benedicto y que haya muchas vocaciones, para que en distintos lugares del mundo sea proclamado el Evangelio de la Vida.
Que la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nuestras familias y nuestra Iglesia y nos acompañe siempre. Amén
