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“Lo que hace daño no es lo que viene de fuera, es lo que sale de dentro”

por Mons. Luis José Rueda Aparicio
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“¿Señor, quién puede hospedarse en tu casa, en tu tienda?” y el Señor nos responde: “El de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos, que no jura contra el prójimo en falso”

Evangelio según san Marcos 7,1-8. 14-15. 21-23

En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén y vieron que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir sin lavarse las manos.

(Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse ante las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas)

Y los fariseos y los escribas le preguntaron: “¿Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con manos impuras?”.

Él les contestó: “Bien profetizó Isaías de ustedes, hipócritas, como está escrito:

“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.

El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos.

Dejan a un lado el mandamiento de Dios, para aferrarse a la tradición de los hombres”.

Llamo Jesús de nuevo a la gente y les dijo:

“Escuchen y entiendan todos, nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro, lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre.

Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad.

Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.

Palabra del Señor

Transcripción de La Voz del Pastor del 29 de agosto de 2021

Estamos contemplando al Señor Jesús con sus discípulos, es el capítulo 7 del Evangelio de san Marcos y nos encontramos con que los fariseos observan a los discípulos que comen con manos impuras y critican a Jesús; ellos no saben que esa es una tradición, es una tradición de los israelitas, pero que lo que interesa no es la pureza de las manos, sino la pureza del corazón, por eso, Jesús les dice: “Hipócritas ustedes limpian todo por fuera, pero su corazón está lejos de mí, me alaban y me bendicen con los labios, pero su corazón no está cerca de mi corazón”.

Eso que Jesús toma del antiguo testamento, eso que Jesús le dice directamente a los fariseos que lo están criticando y que están criticando a sus discípulos, nos hace pensar una cosa, a ustedes, a mí, como iglesia, como seguidores del Señor; Él quiere una religión desde el corazón, Él quiere una espiritualidad desde la conciencia, desde lo profundo, no de apariencia y entonces los animo para que luchemos. Puede ser que alguien se sienta pecador, puede ser que alguien se sienta contaminado, puede ser que alguien se sienta indigno, pero si usted desde su corazón de pecador, desde su corazón frágil, se levanta, se pone en manos del Señor y va buscando que Él le de la auténtica, la genuina espiritualidad, la religión profunda, allá desde el corazón, usted podrá ofrecer un culto agradable al Señor, porque a pesar de su pecado, el Señor ve sus intenciones, su manera de obrar con los demás y su avance poco a poco, en sinceridad, en sencillez y desde lo profundo de su conciencia.

En esta semana propóngaselo, el Señor quiere que vivamos una religión desde la conciencia, con corazón puro y por eso dice: “Lo que hace daño no es lo que viene de fuera, es lo que sale de dentro”, porque de dentro queremos ofrecerle no las obras de la maldad y del pecado, sino las obras de la bondad y de la sinceridad, de un corazón, frágil, humilde, sencillo, que busca la grandeza del Señor.

Que el Señor bendiga todas sus intenciones y que usted pueda honrarlo desde su corazón y con toda su familia.

Que el Señor bendiga las obras de sus manos.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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