“Señor, enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato”
Evangelio según san Marcos 10, 17-27
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó: Maestro bueno, ¿Qué haré para heredar la vida eterna?.. Jesús le contestó: ¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.
Él replicó: Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud, Jesús se quedó mirándolo, lo amó y le dijo:
«Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme. A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!».
Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió:
-Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios».
Ellos se espantaron y comentaban:
-Entonces, ¿quién puede salvarse?».
Jesús se les quedó mirando y les dijo: Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».
Palabra del Señor
Transcripción de La Voz del Pastor del 10 de octubre de 2021
Sigamos a Jesús de Nazaret, vayamos con Él, presentémosle todas nuestras preguntas, Él nos dará la verdadera, la profunda respuesta; puede ser que cuando nosotros le digamos: “¿Señor que tengo que hacer para ganar la vida eterna?”, Él nos ponga en un camino, en una pedagogía, la sabiduría del compartir, y la sabiduría del compartir es superior a la belleza, es superior a la salud, es superior al oro y a la plata; es el verdadero tesoro, es el tesoro de encontrar a Dios en el camino de nuestra vida; pero, encontrando a Dios, encontramos la alegría del compartir con los demás.
Esta persona que le preguntó y que recibió la respuesta del Señor, frunció el ceño, es decir, no le gustó, perdió la sonrisa, perdió la alegría, le faltaba algo y Jesús se lo dijo: “Una cosa te falta”, una cosa te falta y eso es un eco que hace en nuestro corazón, la palabra del Señor; en usted, en mí, en toda la humanidad; siempre nos faltará algo, la salvación no es algo que ya esté conquistado, mientras tengamos vida, mientras tengamos la posibilidad de vivir y de trabajar, siempre nos faltará algo, siempre tendremos oportunidad de ofrecer algo, de compartir algo; pues esa sabiduría del compartir nos la propone el Señor para entrar en el Reino o mejor dicho, para permitir que Dios reine en nosotros y en cada una de nuestras decisiones.
Pidámosle al Señor, en este domingo que abra nuestro corazón en esta semana y de cada uno de nosotros y de la humanidad entera para que nos descubramos unos a otros como posibles instrumentos del compartir, para que esa sabiduría del compartir nos haga libres para el seguimiento de Cristo y el amor a los hermanos.
Que el Señor nos bendiga; caminemos juntos como nos lo ha propuesto el Papa, caminemos juntos, el camino sinodal es el camino del Reino de Dios para la Iglesia y la humanidad en el siglo XXI.
Que el Señor nos bendiga y acompañe.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén