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“Estén alegres, estén siempre alegres en el Señor, pase lo que pase, porque el Señor está cerca”

por Mons. Luis José Rueda Aparicio
Gaudette

Caminemos en la alegría de Dios, quien acompaña nuestra vida”

Evangelio según san Lucas 3, 10-18

En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan Entonces, ¿qué debemos hacer? Él contestaba: -El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo, Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron: -Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros?

Él les contestó: -No exijan más de lo establecidos.

Unos soldados igualmente le preguntaban: -Y nosotros, ¿qué debemos hacer?

Él les contestó: -No hagan extorsión ni se aprovechen de nadie con falsas denuncias, sino conténtense con la paga, Como el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos:

-Yo los bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. El los bautizará con Espíritu Santo y fuego; en su mano tiene el bieldo para aventar su grano, reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga. Con estas y otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo el Evangelio.

Palabra del Señor

Transcripción de La Voz del Pastor del 12 de diciembre de 2021

El tiempo de Adviento, nos invita en este tercer domingo a alegrarnos, a sentir a Dios como la fuente de nuestra alegría, y eso le hace bien a usted, a su familia, le hace bien a la Iglesia, a la humanidad.  Los cristianos católicos, los bautizados, hombres y mujeres debemos ser personas de alegría, misioneros de la alegría y la razón de la alegría de nosotros los bautizados, es que Dios está cerca, es que Dios no se ha alejado de nosotros, es que Dios ha caminado con nosotros durante todo este año y sigue caminando y esa certeza nos llena de alegría. 

Por eso cuando le preguntan a Juan Bautista ¿Qué tenemos que hacer? porque le está preparando el camino del Señor, él les está diciendo: Renueven sus comportamientos, sean capaces de compartir, pero, con alegría, o sea, les está diciendo: ¡Conviértase! Pero, no una conversión con tristeza, con melancolía, como abandonando placeres, no… es sentir el placer de la vida nueva, sentir el gozo de la vida en Dios, sentir la alegría del Señor que viene a acompañarnos y por eso Juan está cumpliendo esa misión profundamente gozosa, está preparando el camino del Señor y está ayudándole a todos a que preparen su vida, su corazón, y les está diciendo: “Ustedes renueven sus actitudes, cambien su manera de pensar, cambien su manera de ser”.

Eso produce alegría, hermanos, la conversión produce alegría, cuando uno encuentra el camino del Señor, siente la nostalgia de haberlo abandonado durante tanto tiempo, y Juan Bautista está diciendo: “Ustedes serán bautizados con fuego y con Espíritu Santo”, y uno de los frutos del Espíritu Santo lo leemos en gálatas capítulo 5, es la alegría, la alegría le hace bien a su vida, la alegría es misionera, la alegría es presencia de Dios en el tiempo de Adviento.

Por eso alegrémonos en el Señor, como dice la Carta a los Filipenses y les propongo que ustedes lean en su casa el capítulo 4, de la Carta a los Filipenses, especialmente en el versículo 4, de ese capítulo 4, Pablo nos está diciendo: “Alégrense en el Señor, Él es el que nos bautiza con fuego, y con el Espíritu Santo quema todas las melancolías y todas las tristezas, quema todo aquello que nos quita la paz, y nos llena de la presencia del Dios con nosotros”.

Caminemos en la alegría del Dios, que acompaña a nuestra vida.

Que el Señor bendiga a su familia y lo haga instrumento de alegría.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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