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Jornada Mundial de la Juventud: fe, alegría, unidad, servicio, vocación

por María Luisa Angarita

Cada año desde 1984 la Iglesia Católica Celebra la Jornada Mundial de la Juventud como una forma de encuentro de los jóvenes católicos con Cristo, de renovación de la fe y de discernimiento vocacional.

Esta celebración fue establecida por San Juan Pablo II en 1984 pero su origen data de años previos, cuando en el año 1975 el Papa Pablo VI convocó a los jóvenes del mundo a un encuentro en Roma, reunión a la que asistieron miles de jóvenes de todos los continentes.

Debido a su carácter misionero, evangelizador y vocacional la JMJ se ha convertido en una fecha especial dentro de la Iglesia Católica, una fecha y un evento que año tras año permite la revitalización de la fe de todos gracias a la alegría, la emoción y entrega que miles de jóvenes manifiestan a Nuestro Señor Jesucristo. Porque más que una fiesta de la Iglesia es una fiesta de encuentro con el Señor y la alegría y el avivamiento de la fe que experimentan lo jóvenes se extiende a todos de una forma contagiosa y abrazadora.

Desde su institución en la Solemnidad de Cristo Rey del Universo del año 1984 SS Juan Pablo II estableció la celebración para el Domingo de Ramos, fecha en que hasta el año 2020 se celebró de forma diocesana. Si embargo, en ese mismo año la fecha fue trasladada por SS Francisco hacia el día de la Solemnidad de Cristo Rey, como una forma de retomar el origen y asegurar una celebración más sincera y una temporada de encuentro pleno con Cristo Rey del Universo. Por eso, hoy no celebramos la JMJ pero la recordamos y esperamos con alegría su celebración en el próximo mes de noviembre.

La Jornada Mundial de la Juventud no es una fiesta más, con el paso de los años se ha convertido en una de las fechas más esperadas y queridas por la comunidad cristiana, pues no solo alberga a los jóvenes católicos, sino que tiene un carácter ecuménico. Es decir, es una fiesta de encuentro con Cristo para todos los jóvenes del mundo e incluso va más allá. La JMJ es una fiesta de servicio, de misión y de discernimiento vocacional. Los objetivos de la JMJ son sencillos y a la vez profundos, ofrecer a los jóvenes del mundo una oportunidad de tener un encuentro vivo con Jesucristo Resucitado y esto implica el servicio, el acercamiento misionero a las personas y comunidades, una misión de evangelización, de llevar la buena nueva y contagiar la esperanza.

Igualmente, cada JMJ busca llevar a los jóvenes a un estado de reflexión que les permita discernir lo que quieren para sus vidas futuras, su camino vocacional y su misión en el mundo. Además, es una fecha que abraza a toda la comunidad católica porque implica a las familias sin las cuales no tendríamos jóvenes, y quienes se comprometen en trabajo y acompañamiento con los jóvenes a lo largo de cada jornada.

Otra particularidad de la JMJ es que se celebra de dos formas diferentes: las jornadas diocesanas anuales y el encuentro internacional que tiene lugar cada 3 años en un país sede y que para el 2027 corresponde a la ciudad de Seúl en Corea del Sur.

Participar de la Jornada Mundial de la Juventud no es difícil. De forma diocesana cada año se realizan encuentro y jornadas, e incluso de forma parroquial se desarrollan eventos, retiros y jornadas de encuentro y reflexión, de servicio y misión. En estas fechas cualquier joven de la comunidad puede acercarse, participar, integrarse e incluso colaborar con la organización, solo necesita comunicarse con el párroco o contactar a los grupos de apostolados juveniles de su comunidad.

En el caso del encuentro internacional, se hacen jornadas de inscripción y la mayoría de los gastos de hospedaje corren por cuenta de la organización pues cientos de familias se ofrecen para acoger a los jóvenes que peregrinan, mientras otros se alojan en sedes dispuestas por los organizadores. Así quien viaja solo necita su boleto de avión y muchas parroquias organizan eventos para que sus jóvenes puedan obtenerlos.

Mientras esperamos que la JMJ de este año llegue y que el 2027 nos abracemos con alegría en Seúl, disfrutemos de este Domingo de Ramos, celebremos la llegada de Jesús a nuestras vidas y vivamos la Semana Santa pensando ¿Qué de nuevo trae Jesús a nuestras vidas? ¿Su pasión, muerte y resurrección qué significan realmente para cada uno? ¿Vivimos la fe con la misma vitalidad y esperanza de nuestros jóvenes? Y si quieres ir más allá piensa ¿Cómo puedes colaborar con la JMJ de tu diócesis este año? ¿te animas a apoyar a los jóvenes de tu comunidad para que logren llegar a Seúl en 2027?

La vida de fe es vida en comunidad, que esta Semana Santa te permita avivar la llama de tu fe y que la pasión, muerte y resurrección de Jesús te permitan también vivir como un resucitado cada día con la misma alegría de nuestros jóvenes.


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