Evangelio según San Juan 10,11-18.
Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas.
El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa.
Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas.
Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí
-como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre- y doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor.
El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla.
Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: este es el mandato que recibí de mi Padre»
Meditación:
El Evangelio de hoy nos habla de: «Jesús, el Buen Pastor»
¡Hola chicos! ¿Saben las similitudes entre un Buen Pastor y Jesús?
1) Sentido de Pertenencia: Cuando una oveja nace, el pastor lo cubre con una manta para que lo primero que sienta, olfatee su aroma y lo reconozca. Luego le pone un nombre. Cuando nosotros nacemos como hijos de Dios por medio del Bautismo, también Él nos envuelve con la manta de su amor, nos volvemos suyos y desde el primer momento nos conoce muy bien como sus hijos y nos llama por nuestro nombre.
2) El lobo: Es todo aquello que nos aleja de Dios. Lo que nos separa del rebaño de nuestro Pastor, sintiéndonos tristes sin saber por dónde ir. Pero el Buen Pastor nos rescata porque nos ama y nos conoce muy bien.
3) El Buen Pastor: El Pastor sale en busca de la oveja que al encontrarla la sube a sus hombros para calmarla. El lobo al verlo se escapa asustado, porque él solo ataca al indefenso pero no se atreve contra el Pastor. Así pasa cuando Dios, que llega a nuestra vida; nos devuelve la paz y la alivia. Nos ayuda a volver a caminar en nuestra Iglesia sin temores.
¡Recuerden niños! ”Jesús es el Buen Pastor”. Nosotros como un solo rebaño, debemos recibir y llenar de vida a otras ovejas que se distanciaron y necesitan del amor de Dios.
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