Señor mío y Dios mío, me arrodillo ante Ti frente a la Custodia. Quiero entregarte mi vida y mi fe para que la fortalezcas y la vivifiques.
¡Qué mejor lugar para encontrarme contigo que en el Santísimo, allí donde estás bajo la apariencia de pan, esperándome siempre! Este es un tiempo propicio que me regalas para abrirte mi corazón de par en par, decirte lo mucho que te amo y darte gracias por tu entrega por amor.
Te pido perdón por tantas afrentas y tantas infidelidades. Soy consciente de mis muchas fragilidades que son sostenidas por tu cruz y sé que me llamas y me esperas así como soy. Quiero hoy renovar el propósito de aspirar a la santidad y de responder con generosidad a tu amor.
Te amo Señor, pero aumenta mi fe.
Te amo Señor, pero aumenta mi esperanza.
Te amo Señor, pero aumenta mi caridad.
En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado el corazón amoroso de Jesús sacramentado.
Amén
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