«Permanezcan en mi amor»

«Jesús, nos da el sentido de la esperanza y de la vida»

Evangelio según san Juan 15, 9-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Como el Padre me ha amado, así los he amado yo; permanezcan en mi amor.

Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.

Les he hablado de esto para que mi alegría esté en ustedes, y su alegría llegue a plenitud.

Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado.

Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.

Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.

Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a ustedes los llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre se lo he dado a conocer.

No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los he elegido y los he destinado para que vayan y den fruto, y su fruto permanezca.

De modo que lo que pidan al Padre en mi nombre se lo dé.

Esto les mando: que se amen unos a otros».

Palabra del Señor

Transcripción de La Voz del Pastor del 5 de mayo de 2024

Estamos viviendo el primer domingo del mes de mayo. El mes de mayo todo es para la Santísima Virgen María, con corazón palpitante desde nuestras familias, y hoy la Iglesia Universal nos invita a orar por niños y niñas que viven la experiencia de ser Discípulos Misioneros del Señor, en esa obra misional pontificia tan bella que es la infancia misionera.

“Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor tierra entera; griten, vitoreen, toquen”.

Acabamos de escuchar el capítulo 15 de san Juan y quiero destacar el versículo 9 con el cual comienza este pasaje bíblico, en el domingo día del Señor; Jesús dice a sus Apóstoles, y nos dice a nosotros: “Como el Padre me ha amado, así los he amado yo; permanezcan en mi amor”. Son tres afirmaciones fuertes, profundas, que nos llenan de alegría a nosotros los seguidores de Jesucristo, el Señor.

Primero, Jesús se siente amado por el Padre, profundamente amado. Cuando estábamos celebrando la Semana Santa, nos dimos cuenta cómo la fuerza de Jesús para superar el dolor del abandono, de la traición, de la calumnia, y de la muerte, es sentirse el Hijo amado del Padre.

Jesús se siente amado por el Padre y dice: “Así como el Padre me ha amado, los he amado yo”. Es decir, Él transmite el amor del Padre a la humanidad entera. Jesús nos ha amado y eso debe llenarnos también de alegría, debemos saltar de gozo. Jesús nos ama. Así los he amado yo, y nos ha amado hasta el extremo, ha dado la vida por nosotros, nos ha lavado los pies, se ha quedado en la Eucaristía, nos da el sentido de la esperanza y de la vida.

Pero además, este amor es misionero: “Permanezcan en mi amor”, y permanecer en el amor de Jesús es como decía el domingo pasado, permanecer la rama injerta al tronco, pero además permanecer en el amor, es ser capaz de vivir el amor fraterno, el amor a aquellos que comparten la vida con nosotros, empezando por su propia familia, por los compañeros de trabajo, es un amor que se hace amor social, amor a todos aquellos que hacen parte de la vida y del trabajo permanente de nosotros.

Pidámosle al Señor que nos dejemos amar por Él como Él se dejó amar por el Padre.

Que el Señor nos bendiga y acompañe.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén