Hoy, como cada 04 de diciembre, la Iglesia celebra la fiesta de Santa Bárbara, virgen y mártir.
Según antiguos relatos, Bárbara habría nacido en Nicomedia, cerca del mar de Mármara. Era hija de un tal Dióscoro, que era un hombre muy rudo que trabajaba como funcionario o administrador de Nicomedia. Según la tradición, la santa fue una joven que se negó a creer en los ídolos paganos que adoraba su padre. Por este motivo, fue encerrada en una torre del castillo donde vivían. Aunque su padre se encargaba de que tuviera todas las comodidades, la mantenía alejada del mundo para educarla según sus creencias.
Estando encerrada, Bárbara era atendida por una esclava que le hizo conocer el cristianismo. Se cuenta que la torre tenía dos ventanas y que la santa mandó construir una tercera para que le recordaran las Tres Divinas Personas que conforman la Santísima Trinidad. Desde su conversión, la joven se dedicó fervorosamente a la oración e hizo un voto de castidad.
Cuando Dióscoro se enteró sobre estos sucesos, se enfureció y, como era época de persecución, la denunció por cristiana y la entregó a las autoridades romanas para que fuera condenada a muerte. Por órdenes del Pretor, Bárbara murió decapitada por su propio padre, quien le cortó la cabeza con una espada. Cuenta la leyenda más difundida que, al volver a su casa luego de la ejecución, Dióscoro fue fulminado por un rayo que le produjo la muerte.
Bárbara fue una de las santas más populares de la Edad Media. Se hizo conocida como la patrona de los astilleros y marinos y su historia conforma lo que se llamó la «Leyenda Dorada». Sin embargo, debido a que no se conoce con certeza la época de su existencia y el sitio en donde sufrió el martirio, cuando se reformó el santoral durante el Concilio Vaticano II, fue excluida junto a otros canonizados. A pesar de esto, Santa Bárbara se había beneficiado de un decreto promulgado por la Congregación vaticana para los ritos en el que se permitía un «culto» local o limitado.
Años más tarde, el Papa Juan Pablo II, rehabilitó a la santa y, dirigiéndose a varios miles de marinos italianos congregados en la basílica de San Pedro para asistir a una misa en honor de su patrona -a quien siguen considerando como su protectora-, afirmó: «Esta joven mártir rindió un testimonio intrépido de su fe, sin temer a la muerte para no traicionar su compromiso de fidelidad a Cristo y al Evangelio».
Debido a la forma en que murió, Santa Bárbara es representada con una espada, una palma (señal de que obtuvo la palma del martirio) y con una corona porque se ganó el reino de los cielos.
El hecho de la muerte de su padre por medio de un rayo hizo que se la considere protectora contra las tormentas, la muerte súbita y el fuego en general. Además, se la tiene por patrona de la artillería, de los ingenieros militares y de los mineros.
En el día de su fiesta, imploramos a Santa Bárbara su intercesión para que el Señor nos conceda, como a ella, una fe firme y fervorosa en la Santísima Trinidad porque hasta el cielo no paramos.