“Mi alma está herida de amor por Jesús”
Por la señal de la Santa Cruz+
de nuestros enemigos +
líbranos, Señor, Dios nuestro +
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo +
Oración inicial
Padre de bondad y misericordia, fuente inagotable de vida y felicidad, te pido, por intercesión de san Pío de Pietrelcina, me concedas ser semejante a él: sencillo y humilde, libre y alegre, pobre y laborioso.
Porque confío en tu amor y en tu gracia, hoy te ofrezco libremente cuanto soy y cuanto tengo, deposito mi pasado en tu misericordia, encomiendo mi fututo a tu providencia y me quedo tranquilo tratando de vivir un día a la vez.
Te entrego mi memoria, mi inteligencia y mi voluntad. Te consagro mis fuerzas y mis límites, tómame como soy y haz de mí, como hiciste del padre Pío, un buen cristiano y un honrado ciudadano que te alabe sirviendo a mis hermanos. Amén
Lectura bíblica del tercer día:
“Pero primero es necesario que Él padezca mucho y sea rechazado por esta generación” Lucas 17, 25
Los estigmas son las llagas que Cristo sufrió en la crucifixión: dos en los pies, dos en las manos y una en el costado, las cuales han aparecido en algunas personas místicas.
El padre Pío relata la aparición de los estigmas en su propio cuerpo: “El 20 de septiembre de 1918 luego de la celebración de la misa, mientras estaba recogido en oración delante del crucifijo, repentinamente sentí un temblor, luego me llegó la calma y vi a nuestro Señor en actitud de quien está en la cruz, lamentándose de la mala correspondencia de los hombres, especialmente de los consagrados a Él que son sus favoritos. Manifestaba que Él sufría y deseaba asociar las almas a su Pasión. Me invitaba a compenetrarme en sus dolores y a meditarlos y al mismo tiempo a ocuparme de la salud de los hermanos. Enseguida me sentí lleno de compasión por los dolores de Señor y le pregunté qué podía hacer. Oí esta voz: “te asocio a mi Pasión”. Desaparecida la visión, he vuelto a mí en razón, y vi estos signos de los que salía sangre, no los tenía antes”.
Los estigmas permanecieron en el cuerpo de padre Pío por 50 años y desaparecieron horas antes de su muerte.
- Pedir la gracia que se desea alcanzar de san Pío de Pietrelcina en esta novena.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
Oración final
Haz, Señor, que la memoria del padre Pío y su enseñanza, estén presentes en nuestras mentes y nos inspiren pensamientos y propósitos de santidad. Y a ti, padre Pío, nos dirigimos con filial confianza. Bendice, padre Pío, a nuestras personas, nuestras familias, nuestros seres queridos. Tú, el “santo de los estigmas”, que has conocido el dolor y la soledad del corazón, reconforta al que sufre, al que está solo, al que tiene el corazón en pena. Tú, guía y maestro de tantas almas en el camino de la salvación, enséñanos la vía de la santidad y ayúdanos a cumplir siempre la voluntad del Señor. Amén
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. +