Evangelio según San Marcos 11,27-33
Y llegaron de nuevo a Jerusalén. Mientras Jesús caminaba por el Templo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos se acercaron a él
y le dijeron: «¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio autoridad para hacerlo?».
Jesús les respondió: «Yo también quiero hacerles una sola pregunta. Si me responden, les diré con qué autoridad hago estas cosas.
Díganme: el bautismo de Juan, ¿venía del cielo o de los hombres?».
Ellos se hacían este razonamiento: «Si contestamos: ‘Del cielo’, él nos dirá: ‘¿Por qué no creyeron en él?’.
¿Diremos entonces: «De los hombres’?». Pero como temían al pueblo, porque todos consideraban que Juan había sido realmente un profeta,
respondieron a Jesús: «No sabemos». Y él les respondió: «Yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas».
La prudencia es buena amiga.
1) La autoridad: no refiere a un traje, vestimenta o figura. La autoridad se la gana con la coherencia y la forma con que uno actúa en la vida. En el transcurso de mi vida pude ver personalidades trajeadas que imponían su autoridad por vanidad o por sólo mostrarse y gente sencilla que con sólo su mirada te transmitía un respeto que con su sola presencia marcaba una autoridad agradable. Que en tu vida no caigas en ese autoritarismo que te lleva a vivir de a gritos y pisoteando; sino más bien que la autoridad en vos sea por tu forma de ser y testimonio.
2) La astucia: Jesús es muy astuto y sabe salir de ciertas situaciones complicadas. Es saber estudiar cada situación y no dejarse llevar por impulsos. Aprendé a controlar tus pasiones e impulsos. Como diría un amigo boxeador: no hay que hacer muchos golpes para ganar una batalla sino más bien saber en dónde y en qué momento pegar.
3) La prudencia: es mantener el control de tus pensamientos. Es actuar de forma justa, adecuada y con moderación. También se entiende como la virtud de comunicarse con los demás por medio de un lenguaje claro, literal, cauteloso y adecuado, así como actuar respetando los sentimientos, la vida y las libertades de las demás personas.
Hoy pidamos al Sagrado Corazón la gracia de ser prudentes .
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¡Dios te bendiga!
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