En el domingo de la Solemnidad de la Epifanía del Señor, el Santo Padre exhortó a no permitir que los miedos cierren nuestros corazones, para poder experimentar la alegría inmensa de la presencia de Jesús, don para todos los hombres
“Dejémonos iluminar por la luz de Cristo que proviene de Belén”: fue la invitación que dirigió el Santo Padre Francisco a los numerosos fieles, romanos y peregrinos, reunidos en la plaza de San Pedro para escuchar su reflexión sobre el Evangelio y compartir con él rezo del Ángelus, después de la celebración de la Santa Misa que el Pontífice presidió en la Basílica vaticana, en la Solemnidad de la Epifanía del Señor.
La luz de Cristo, para una nueva vida
La invitación del Profeta Isaías a la ciudad de Jerusalén, a levantarse porque viene la luz, no obstante los sufrimientos sufridos por el pueblo, es una invitación que “hoy resuena también para nosotros que hemos celebrado la Navidad de Jesús y nos anima a dejarnos alcanzar por la luz de Belén” asegura el Papa. “También nosotros estamos invitados a no detenernos en los signos exteriores del acontecimiento, sino a volver a partir de él para recorrer en una nueva forma de vida nuestro camino de hombres y de creyentes”.
No cerrar nuestros corazones a los hermanos necesitados
Francisco evidencia que Jesús, nacido en Belén, “vino para traer salvación a los cercanos y a los lejanos”. Y partiendo del relato del evangelista Mateo, que muestra las diferentes maneras en que se puede encontrar a Cristo y reaccionar a su presencia, Francisco evidencia el miedo de los escribas «de corazón duro» que rechazaban a Jesús, y que representan en nuestros días a quienes “cierran sus corazones a los hermanos y hermanas que necesitan ayuda”.
Fuente: Vaticannews.va / Autor: María Cecilia Mutual – Ciudad del Vaticano
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