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La devoción a la Virgen en el Quijote

por Egberto Bermúdez

La popularidad de la devoción a la Virgen es un dato histórico y sociológico indiscutible en la sociedad de Cervantes; sin embargo, para el autor de El Quijote es todavía mucho más.

Es un dato histórico y sociológico indiscutible la
popularidad de la devoción a la Virgen en la sociedad católica de la España del
siglo XVI y del XVII. Por consiguiente, en el Quijote: “Abundan
las exclamaciones o interjecciones en las que figura Nuestra Señora…” (Muñoz
Iglesias p.200). Además, entre las buenas cualidades de un caballero cristiano
no podía faltar la devoción a la Madre del Señor. Por ello, cuando el Caballero
del Verde Gabán se le presenta a don Quijote, afirma: “…Soy devoto de Nuestra
Señora, y confío siempre en la infinita misericordia de Dios” (II, 16). (Alprazolam)

No obstante, para Cervantes la devoción a la Madre de
Dios adquiere matices muy personales. Durante sus cinco años de cautiverio en
Argel, su compañero Antonio de Sosa testifica que “se ocupaba muchas veces de
componer versos en alabanza de Nuestro Señor, y de su bendita Madre y del
Santísimo Sacramento, y de otras cosas santas y devotas, algunas de las cuales
comunicó particularmente conmigo, y me las envió que las viese” (citado por
Muñoz Iglesias p.328). Por lo tanto, si pasamos de la vida del escritor a su
obra, comprobamos que la devoción a la Virgen ocupa un lugar privilegiado en el
Quijote, lo cual se observa de manera destacada en el relato de
la liberación del cautivo (capítulos 39 al 41 de la primera parte) que contiene
muchos detalles autobiográficos. Para Muñoz Iglesias: “No cabe duda que esta
repetida referencia a Nuestra Señora en la historia del cautivo refleja la
devoción del propio Cervantes a Santa María y su agradecimiento por la libertad
recobrada tras su largo cautiverio en Argel” (p. 201).

En resumen, la popularidad de la devoción a la Virgen
es un dato histórico y sociológico indiscutible en la sociedad de Cervantes;
sin embargo, para el escritor es todavía mucho más, es una profunda vivencia
que por agradecimiento debe reflejar en su obra.

Muñoz Iglesias, Salvador. Lo religioso en el Quijote. Toledo: Estudio Teológico de San Ildefonso. (Seminario Conciliar), 1989.

 

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