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¿Qué significa la sal?

por Card. Rubén Salazar Gómez
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En este año estamos leyendo de una manera especial el Evangelio de Mateo en cada uno de los Domingos, y precisamente en estos Domingos que nos quedan antes de entrar en la Cuaresma, estamos enfrentándonos a la al sermón de la montaña como nos lo trae el evangelista Mateo, ese es el discurso del Señor que nos va abriendo poco a poco a todas esas riquezas maravillosas del amor que él nos trae, escuchemos con suma de atención:

5 DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Del santo Evangelio según SAN MATEO 5, 13-16

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:  «Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve 
sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla y que la pise la gente. 


Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en «el candelero y que alumbre a todos los de casa. 

Brille así su luz ante los hombres, para que vean sus buenas obras y den gloria a su Padre que está en los cielos». 

Palabra del Señor. 

Transcripción de La Voz del Pastor del 9 de febrero de 2019

¿Qué significa la sal? ¿para que utilizamos nosotros la sal?

En el texto del Evangelio de hoy nos encontramos con dos imágenes muy importantes que el Señor nos plantean nos dice: ustedes son la sal de la tierra, ustedes son la luz del mundo, ¿qué significa la sal? ¿para que utilizamos nosotros la sal?, para varias cosas pero especialmente hay dos una para dar sabor y otra para preservar de la corrupción, es decir si la sal se utiliza bien el sabor propio de los alimentos, adquiere una dimensión nueva, se hace más sabroso ahora nosotros sabemos qué sabor, saber, saber, es tener sabor, pero también saber es tener sabiduría, tener ciencia, entonces el sentido fundamental que le da la sal a los alimentos de despertar el sabor, es lo que hace la luz que el Cristo nos da a nosotros con su palabra, con su amor, para que toda nuestra vida se llene de sentido, se llene de sabiduría, se llene verdaderamente de alegría, y de paz, y eso es lo que nosotros debemos llevar a los demás, por eso el Señor nos dice que somos sal de la tierra y al mismo tiempo que son damos sabor a la vida humana al mismo tiempo presa vamos a la esta misma existencia humana de la corrupción, ¿cual es la corrupción? la corrupción es que el ser humano se deje llevar de sus pasiones, de su egoísmo, de tal manera que caiga en la injusticia y la violencia nosotros sabemos por experiencia como la injusticia y la violencia excluyen la convivencia humana y destruye a las personas, a cada una de las personas.

 Por eso nosotros como discípulos misioneros del Señor Jesucristo estamos llamados a hacer sal de la tierra es decir a dar sabor a dar sabiduría a cada uno de los momentos de la existencia humana, la otra imagen es la luz esa la tenemos nosotros todos los días permanentemente con nosotros durante el día tenemos luz durante la noche no tenemos luz y cuál es la diferencia cuando está la luz vemos dónde estábamos vemos las cosas, nos situamos, contemplamos, realmente todo lo que nos rodea ¿cuándo no hay luz? estamos en un sitio de tal manera, que no sabemos ni dónde estamos y que hay alrededor nuestro y para dónde vamos, de dónde venimos.

 Esa es una imagen muy hermosa que el Señor toma para decirnos que nosotros los discípulos misioneros del Señor tenemos que ser luz del mundo, es decir si somos sal, porque hayamos sentido, esa sal debe traducirse también en ser luz, es decir en anunciar en llevar, en ser portadores, de la luz, si nosotros descubrimos en nuestra propia existencia como nuestra vida a la luz de la palabra del Señor, como nuestra vida con la fuerza que el Señor nos da en los sacramentos, con la vivencia en la comunidad cristiana, es una vida llena de paz y de alegría, en medio de las luchas y de las dificultades diarias, eso lo tenemos que proclamar a los demás, no sólo de palabra, la palabra es lo de menos, es sobre todo el testimonio de vida, si yo doy testimonio permanente de vivir en paz, en alegría, porque tengo a Dios en mi corazón, y como mi vida se llena permanentemente de luz y de gracia, pues indudablemente que seré un testimonio de que Dios existe que Dios está presente y los demás se sentirán atraídos por Dios, que nosotros con nuestra existencia con nuestra conducta, con nuestra vida, manifestamos.

 Que bueno que podamos ser sal de la tierra y luz del mundo, vivimos en un mundo convulsionado por la injusticia y la violencia, vivimos en un mundo lleno de incertidumbres, llenos de angustias, lleno de luchas, a veces sin saber de qué, ni para qué, en ese mundo nosotros como cristianos, como discípulos misioneros del Señor, como católicos miembros de la Iglesia, tenemos que ser sal y luz, es decir vivir con pleno sentido de nuestra existencia y testimoniarla frente a nosotros.

La bendición de Dios todopoderoso, padre, hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre, amén.

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