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Yo soy la Resurrección y la Vida

por Card. Rubén Salazar Gómez
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El tiempo pasa muy rápido, ya estamos hoy en el quinto Domingo de Cuaresma, dentro de ocho días ya empieza la Semana Santa, por eso tenemos que tomar conciencia de que es un tiempo que el Señor nos regala que no podemos desaprovecharla, ojalá la lectura del domingo, de hoy, del Evangelio que hoy la Iglesia nos regala nos lleve a aprovechar esta última semana antes de la Semana Santa, escuchemos con atención:

 Lectura del santo Evangelio según san Juan 11, 3-7, 20-27.33B-45

 En aquel tiempo las hermanas de lázaro le mandaron recado a Jesús diciendo: Señor el que tú amas está enfermo, Jesús al oírlo dijo esta enfermedad no es para la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el hijo de Dios sea glorificado por ellos, Jesús amaba, a su hermana y al Lazaro.

Cuando se enteró de que estaba enfermo se quedó todavía dos días donde estaba, solo entonces dijo a sus discípulos: vamos otra vez a Judea, a cuando Jesús llego lázaro llevaba ya cuatro días enterrado, cuando Marta se enteró de que llegaba a Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedó en casa, y dijo Marta a Jesús: Señor si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano, pero aún ahora sé que todo lo que pidas adiós, Dios te lo concederá, Jesús le dijo: tu hermano resucitará Martha respondió: sé que resucitará en la resurrección en el último día, Jesús le dijo: yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí aunque haya muerto vivirá, y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre, crees esto,  ella le contestó: sí Señor yo creo que tú eres el Cristo el hijo de Dios el que tenía que venir al mundo Jesús se conmovió en su espíritu se estremeció y pregunto dónde lo han enterrado, de contestar Señor ven a verlo Jesús echó a llorar, los judíos comentaban como lo quería pero algunos dijeron y uno que le ha abierto los ojos a un ciego no podía haber impedido que éste muriera, Jesús conmovido de nuevo en su interior llegó a la tumba, era una cavidad cubierta con una losa, dijo Jesús: quiten la losa, Marta la hermana del muerto le dijo: Señor ya huele mal porque lleva cuatro días, Jesús le replicó: no te he dicho que si crees verás la gloria de Dios, entonces quitaron la luz a Jesús levantando los ojos a lo alto dijo: padre te doy gracias porque me has escuchado, yo sé que tú me escuchas siempre pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado, y dicho esto gritó con voz potente: lázaro sal afuera, el muerto salió, los pies y las manos atadas con vendas y la cara envuelta en un sudario, Jesús les dijo: de satén lo y déjenlo andar, y muchos judíos que habían venido a casa de María al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.

Palabra del Señor.

Transcripción de La Voz del Pastor del 29 de marzo del 2020

 El Evangelio que acabamos de escuchar nos trae el relato hermosísimo de la resurrección de la Lazaro, pero todo se centra en unas palabras fundamentales del Señor yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque haya muerto vivirá.

¿ Qué significa en estas palabras del Señor? la resurrección de lázaro no fue sino un signo de como el Señor da vida, a los muertos entonces pensemos en primer lugar ¿preguntándonos quiénes son los muertos? se trata solamente de los muertos físicas biológicamente, de aquellos que ya han dejado de existir en este mundo, o hay una realidad más profunda, la realidad más profunda, es que hay muchas personas que han cuando están vivas biológicamente, sin embargo están muertas, en su corazón, están muertas porque han perdido toda capacidad de amar, están muertas porque son víctimas de la indiferencia, están muertas porque son actores de injusticia y de violencia, están muertas porque son personas que mienten y que hacen de la mentira su manera de vivir, están muertas porque son personas que a su lado siempre han odio, rencor, envidia, disolución, porque están permanentemente creando un mundo de guerra y de muerte alrededor, esas son las personas muertas a los cuales el Señor les viene a ofrecer la vida.

 ¿Pero cuál es la condición para recibir la vida que el Señor nos ofrece? es creer en él y qué significa creer en é, creer en él no es simplemente aceptar una doctrina teórica unos dogmas de la Iglesia no creer en él, es reconocerlo a él como salvador, es encontrarse personalmente con él por medio de la lectura de su palabra, de la escucha de su palabra, por medio de los sacramentos, nosotros un día recibimos el bautismo, pues bien, revivamos el bautismo durante este tiempo de Cuaresma, tomemos conciencia de que en el bautismo hemos sido hechos hijos de Dios hemos sido lavados purificados vivificados por el Señor hemos recibido verdaderamente esa vida, y entonces empezamos a vivir como personas vivas, no como personas muertas, y ¿quiénes son las personas vivas? las personas que son capaces de vivir en plenitud del amor el amor a Dios, y a los demás y por ser portadores de vida el mundo de hoy es un mundo de muerte, fíjense el aborto, la eutanasia, los ‘falsos positivos, los homicidios, las guerras, todo eso es muerte, muerte que se siembra por todas partes.

 Nosotros como cristianos como discípulos del Señor, tenemos que abrirnos a él, con el corazón, no solamente con la mente con el corazón, reconociendo lo a él como nuestro salvador, como nuestro redentor, como aquel que verdaderamente nos arranca de las tinieblas de la muerte y nos da la luz de la vida, y así entonces hacer que nuestra vida sea siempre una vida que lleva vida a los demás, una vida que respeta la vida, una vida que cuida la vida, una vida que verdaderamente es capaz de ser portadora permanentemente de vida, en este mundo de muerte nosotros discípulos del Señor Jesucristo, tenemos que ser siempre portadores de vida, tenemos que desterrar el odio, la envidia, el rencor, las divisiones, los enfrentamientos, todo aquello que selecciona la que se fractura la vida, que hace imposible una vida de verdadera comunidad y de verdadera unión y fraternidad entre todos.

Pidamos al Señor que seamos capaces de comprender esto, pero hay otra hay todavía más en este Evangelio, cuando el Señor nos dice yo soy la resurrección y la vida y el que cree en mí aunque haya muerto vivirá, nos está también diciendo que la vida no se reduce a esta vida aquí en este mundo, que la vida no es simplemente la vida biológica, que no es simplemente esta vida física, que por la cual respiramos el aire contaminado de este mundo, no, es una vida que va más allá de la muerte, el que crea en Él, aunque haya muerto vivirá aunque haya muerto por el pecado recibe el perdón del pecado, y recibe la vida, y aunque haya muerto biológicamente también está llamado a vivir para siempre el amor en la unión profunda con Dios y sus hermanos.

 La vida más allá de la muerte difícilmente nos la imaginamos así como el niño que está en el seno de su madre difícilmente puede imaginarse lo que será la vida después de nacer, nosotros no podemos imaginarnos, lo que será la vida futura pero una cosa así tenemos claro que será una vida de plenitud, si acaba en este mundo hemos sido capaces de luchar por la justicia, por la verdad, por la vida, entonces allá más allá de nuestra muerte, será una vida de plenitud de amor, seremos capaces verdaderamente de amar, de amar a Dios y de amar en comunión profunda a todos los seres humanos y a la creación.

 El Señor nos conceda de la gracia de comprender esta gracia que él nos ofrece y seamos capaces de aceptar esa gracia en nuestro corazón, es gracia es favor el regalo el Señor no nos obliga a nada, el Señor no nos impone nada el Señor simplemente nos ofrece y quiere que nosotros abramos el corazón y recibamos esa gracia, hagámoslo, aceptemos abramos el corazón para que él venga a nosotros.

La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre, Amén.

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