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Juan 10,11-18

por Pbro. Luis A. Zazano

Evangelio según San Juan 10,11-18.

Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas.
El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa.
Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas.
Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí
-como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre- y doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor.
El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla.
Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: este es el mandato que recibí de mi Padre».

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El pastoreo.

1) Da la vida: este es el pastoreo, dar la vida por las ovejas. Es esto lo que hace esa mamá pastora, ese papá pastor, ese cura, esa monja. Dar la vida… Dar la vida no es solo eso heroico de ir a una guerra o morir en un bombardeo. Dar la vida es hombrear bolsas desde temprano para dar de comer a la familia. Dar la vida es esa ama de casa que no descansa nunca y hasta se hace pulpo para atender todo. Dar la vida es esa mamá que está atenta a ese hijo, o esa hija que está en plena rebeldía y con sus lágrimas, trata de estar cerca y atenta. Dar la vida es ese hombre que se calla tantas cosas para que su familia no sufra.

2) Conoce: nadie ama lo que no conoce. Es conocerte vos para conocer también a Dios. Hoy, en este tiempo de cuarentena, se te da el espacio de conocerlo a Dios. No tengas miedo de conocerte y de aceptarte como eres, porque Dios está en vos y quiere ayudarte a que te conozcas más. No tengas miedo de conocerte, así puedas aceptarte y cuando te aceptes y conozcas puedas amarte como eres.

3) Un solo rebaño: cuánto sueño con la unidad de la Iglesia, con que dejemos de estar divididos entre los que creemos en Cristo, me pongo a pensar ad intra y ad extra. Los hermanos evangélicos, esa relación que debemos seguir trabajando porque somos uno, pero también dentro de la Iglesia, entre grupos y movimientos. ¿Cuándo aprenderemos a trabajar unidos? Hoy pidamos por la unidad entre nosotros.

Un año con Jesús.

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2 comentarios

Joaquin Isla mayo 4, 2020 - 6:32 am

Dios los bendiga

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ana alvarellos mayo 4, 2020 - 2:36 pm

De estas palabras emerge, aunque indirectamente, una verdad que luchamos por aceptar pero nos resulta difícil: vivir es servir, aquel que sirve, por amor a Jesucristo, a nuestros hermanos y hermanas, sin querer obtener ninguna satisfacción o ventaja personal de esto, ya vive como si estuviera en el paraíso y ya está espiritualmente unido a Él al participar en la vida divina (2 Pedro 1, 4: “Partícipes de la naturaleza divina”). Los intentos humanos y terrenales de construir todos los pueblos en unidad siempre fracasan sin la presencia de Cristo Jesús. La Iglesia es esta nueva realidad cuando vive y se alimenta de Cristo Eucaristía como única referencia. Todos estamos llamados, escuchando la voz de Jesús, a ser parte de la Iglesia, Nueva Israel, a participar en el Reino deseado y realizado por Cristo. Nuestra vida vale cuando preserva dentro de sí los gérmenes del bautismo y los lleva a buen término sin dejarse condicionar por las desventajas pobres y pequeñas de este mundo que busca lo contrario: éxito individual, placer carnal, poder diabólico destruyendo familia y personas, valores y fe en actitudes externas y completamente racionales.

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