Alabar a Dios, orar, conversar con el Padre, siempre recordando nuestra condición de hijos amados por Él. Estos son algunos de los objetivos de este proyecto de Misioneros Digitales Católicos , que culminará cuando publiquemos el Salmo 150.
Hoy compartimos con ustedes el Salmo 11
SALMO 11 (versículos 1-7)
1 Del maestro de coro. De David.
Yo tengo mi refugio en el Señor,
¿Cómo pueden decirme entonces:
«Escapa a la montaña como un pájaro,
2 porque los malvados tienden su arco
y ajustan sus flechas a la cuerda,
para disparar desde la penumbra
contra los rectos de corazón?
3 Cuando ceden los cimientos,
¿qué puede hacer el justo?»
4 Pero el Señor está en su santo Templo,
el Señor tiene su trono en el cielo.
Sus ojos observan el mundo,
sus pupilas examinan a los hombres:
5 el Señor examina al justo y al culpable,
y odia al que ama la violencia.
6 Que él haga llover brasas y azufre sobre los impíos,
y les toque en suerte un viento abrasador.
7 Porque el Señor es justo y ama la justicia,
y los que son rectos verán su rostro.
Fuente: El Libro del Pueblo de Dios.
Voz: Ma Teresa Vargas /Música: Juanjo Cabrera (Spotify)/ Juanjo Cabrera (canal de Youtube)
Comentario del Salmo 11
Salmo de confianza individual, estructurado en dos partes: acoso de los malvados (1-3) y declaración de confianza en la justicia divina (4-7). Ant, las intrigas y amenazas de los malvados y la invitación de los amigos a la huida(1-2), el salmista reacciona con una profunda declaración de confianza en la justicia de Dios, el refugio más seguro (1.7). Su reflexión, de inspiración sapiencial, sobre la providencia y conocimiento de Dios acerca de los proyectos y actuaciones de justos y malvados (4-5) lo reconforta y le garantiza la suprema recompensa: contemplar el rostro de Dios (7), expresión que alude habitualmente a su presencia en el templo.
Fuente: La Biblia, La Casa de La Biblia, edición aprobada por la Conferencia Episcopal Española.