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“Recojan lo que sobra, recójanlo para que no se desperdicie nada”.

por Mons. Luis José Rueda Aparicio
dar de comer

“Cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente”

Evangelio según san Juan 6, 1-15

En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea, o de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.

Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos y, al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe:

« ¿Con qué compraremos panes para que coman estos?».

Lo decía para probarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer. Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo». Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice:

«Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?».

Jesús dijo: «Digan a la gente que se siente en el suelo».

Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron de pescado.

Cuando se saciaron, dice a sus discípulos:

«Recojan los pedazos que han sobrado; que nada se pierda». Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: «Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo».

Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.

Palabra del Señor

Transcripción de La Voz del Pastor del 25 de julio de 2021

Subamos con Jesús a la montaña, Él se sienta y Él es el Maestro, de su vida, de su familia, del mundo entero, Él va a la montaña, se sienta y empieza a enseñarnos, pero Él está preocupado por usted y su familia, Él está preparado para responder a las necesidades de la humanidad. Sin embargo, le pregunta a uno de sus discípulos, a Felipe, con que le vamos a dar de comer a esta multitud.  Era una gran cantidad de gente, todos nosotros, toda la humanidad siguiendo a Cristo Jesús y Felipe dice: “No encontraríamos respuesta como darle de comer a una multitud tan grande”.

Eso lo ha sentido usted como papá o como mamá, lo ha sentido cuando están sin empleo, cuando están con dificultades, con deudas, cuando están pagando la universidad de los hijos, pagando arriendo o pagando un préstamo, de la vivienda, del apartamento, de las necesidades de la casa, y sienten como Felipe:” ¿Cómo vamos a responder con todo esto?, pero mire, que ahí en medio de esa situación está el Señor Jesús y con Jesús la escasez se convierte en abundancia.

Aparece Andrés el hermano de Pedro.  Qué interesante este aporte de Andrés dice: “Aquí hay un muchacho, aquí hay un muchacho que tiene unos panes y dos peces”.  Eso hace falta, que haya un Andrés en la familia, que haya un Andrés en la sociedad, que sea capaz de decir aquí hay un poquito, hay algo para responder, pero no sabemos si alcance.

Esa es la visión de la grandeza de Dios, Andrés tuvo la capacidad de ver lo pequeño, lo poco, lo pobre, lo sencillo que tenía este muchacho, pero que allí podía comenzar un camino de respuesta a la necesidad que se estaba planteando y Jesús recibe a ese muchacho, pero déjenme decirles que Jesús es el muchacho de los panes y de los peces, más aún que Él es el pan y el pez, que Él es nuestro alimento, que Él es nuestra Eucaristía, que Él es el Pan de Vida, es el pan de la humildad, es el pan de la cercanía, es el pan de la reconciliación y de la paz, Él es el Pan de Vida y Jesús se nos ofrece y alcanza para todos, Jesús, no, no se niega a nadie, incluso va a sobrar pan y Jesús dice: “Recojan lo que sobra, recójanlo para que no se desperdicie nada”.

Si Jesús es el Pan de Vida hay que darlo a todos los de la familia, que nadie pase hambre de ese Pan verdadero que es Jesús, que nadie en la ciudad, donde usted vive, donde usted trabaja, en la empresa, en los lugares donde desarrolla su vida, pase hambre, sabiendo que usted tiene unos panes y unos peces, que usted tiene el muchacho que ofrece el alimento, que usted tiene a Jesús como alimento para dárselo a los demás,  déselo a través de su testimonio, entregue ese pan de vida a través de sus palabras, de sus actitudes, de su servicio, de su oración.

El Señor Jesús quiere que no se desperdicie nada, pero que nadie pase hambre, el hambre de Dios que tiene la humanidad necesita portadores a manos llenas de ese Pan de Vida, de ese pan de salvación que es Cristo Jesús que hoy se nos ofrece en la Eucaristía para su familia y para la vida de esta semana y de siempre.

Que el Señor nos bendiga y haga de nosotros mensajeros portadores al estilo de Andrés del Pan de Salvación

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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