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Meditación del día 31 de agosto

por Pbro. Luis A. Zazano

Evangelio según San Lucas 4, 31-37

Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y enseñaba los sábados.
Y todos estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad.
En la sinagoga había un hombre que estaba poseído por el espíritu de un demonio impuro; y comenzó a gritar con fuerza;
«¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios».
Pero Jesús lo increpó, diciendo: «Cállate y sal de este hombre». El demonio salió de él, arrojándolo al suelo en medio de todos, sin hacerle ningún daño.
El temor se apoderó de todos, y se decían unos a otros: «¿Qué tiene su palabra? ¡Manda con autoridad y poder a los espíritus impuros, y ellos salen!».
Y su fama se extendía por todas partes en aquella región.

La autoridad es desde la interioridad

1) Autoridad: La autoridad de Jesús no pasa por imponer desde el miedo o desde el grito, es desde el testimonio y de la interioridad. Hoy vos también trabaja tu interior y fíjate si tu autoridad se ha marcado por el imponer o el gritar, que eso no lleva a nada. Mírate vos y asumí tu rol y tu posición.

2) Endemoniado: Es cuando uno está dividido en su interior, cuando no tiene paz y solo grita porque no es capaz de diálogo. Cuántas veces tenemos estas características, llevándonos a encerrarnos en nosotros mismos y no logrando crecer en la alegría o en la felicidad que Dios nos da. Hoy date la oportunidad de calmarte y buscar la riqueza de la paz interior. Solo ello te llevará a caminar en la vida, más que los gritos.

3) El temor: Es el respeto a las cosas de Dios, porque las cosas de Dios son sagradas y no cotidianas. Es necesario recordarte que debemos cultivar el respeto a las cosas de Dios, respetar el templo y hasta las cosas sagradas como la biblia que tenés en tu casa.
Hoy Dios quiere limpiarte y librarte de todo aquello que te divide y te quita la paz. Ánimo y hasta el cielo, con san Ramón Nonato, no paramos.

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