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Meditación del día 4 de diciembre

por Pbro. Luis A. Zazano

Evangelio según san Mateo 9,35-38.10,1.6-8

Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias.
Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor.
Entonces dijo a sus discípulos: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos.
Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.»
Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia.
«Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.
Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.
Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente.»

Vemos a un Jesús callejero, dinámico, que está con la gente

1) Accesible: Es Él quien se acerca y se hace accesible para los demás. Es ese Jesús al cual tenemos que presentar, un Jesús accesible y que se acerca al dolido. Pero la clave de esto es la palabra “compasión”. Padecer con el otro, padecer por el otro y padecer junto al otro. Hoy estamos viviendo en un mundo donde reina la indiferencia. En algunos lugares ni siquiera se conoce al vecino. Esa indiferencia mata y da lugar a una frialdad terrible. Algunos cayeron en una enfermedad más terrible, que llega a alegrarse de la desgracia del otro.

2) Curar y aliviar: Jesús muestra que Él se mete en la vida del otro y te invita a vos como misionero a que te metas en la vida del otro. No por chusma. Al chusma le interesa lo que le pasa al otro para opinar y contarlo. El estilo que nos propone Jesús es meterse para curarlo y aliviarlo. Vos, ¿chusmeas o curas?

3) Misioneros: Estamos llamados a buscar las ovejas alejadas. Hoy me parece que, en vez de salir a buscar la oveja perdida y dejar las noventa y nueve, debemos salir a buscar las noventa y nueve y dejar de hacer exclusivismo quedándonos con una sola. No seamos cristianos cómodos, recordá que estamos en el mundo, pero no somos del mundo. Trabajemos, hay muchas caras tristes y corazones resentidos.
Laburemos para mostrar que hay una esperanza, que se puede salir, que la vida es una sola, que se puede cambiar más allá del pecado cometido. Dios te necesita, salgamos a mostrar a Jesús. Una Iglesia metida para curar al otro y no para chusmear al otro. Salgamos a curar…

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