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«Dios hace que en todos los momentos de nuestra vida haya un vino sabroso»

por Mons. Luis José Rueda Aparicio
Vino_Cana

“Familia de los pueblos aclamen al Señor, proclamen la grandeza del amor de Dios y su belleza en el hogar”

Evangelio según san Juan 2, 1-11

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dice:

No tienen vino”.

Jesús le dice:

“Mujer, ¿qué tengo yo que ver contigo? Todavía no ha llegado mi hora”.

Su madre dice a los sirvientes ”Hagan lo que él les diga”.

Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dice:

“Llenen las tinajas de agua”.

Y las llenaron hasta arriba. Entonces les dice:

“Saquen ahora y llévenlo al mayordomo”. Ellos se lo llevaron.

El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llama al esposo y le dice:

“Todo el mundo pone primero el vino bueno y, cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora”.

Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de Galilea; así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.

Palabra del Señor

Transcripción de La Voz del Pastor del 16 de enero de 2022

En este domingo, la Palabra de Dios nos va a llevar a un pueblo de Galilea que se llama Caná, vamos a entrar allí, va a haber una boda, va a haber una fiesta, va a estar una familia con el gozo de la presencia de la Santísima Virgen María, pero también están invitados Jesús y sus discípulos.  Vayamos con Jesús, vayamos como sus discípulos, entremos a esa fiesta y nos encontraremos con que allí se cumple la Palabra de Dios, que escucharemos en la primera lectura: “Ya no te llamarán abandonada, ya no te llamarán devastada, te llamarán mi favorita, te llamarán mi amada, mi predilecta”.  Esas palabras del antiguo testamento se cumplen allí, en Caná de Galilea porque Jesús y María fueron invitados, y Jesús se manifiesta allí, es el primero de los signos del reino de Dios que hace Jesús; según el evangelista Juan que estamos leyendo hoy en el capítulo 2.  Allí en Caná de Galilea, Jesús asiste a esta fiesta, y él quiere asistir a la fiesta de su familia, él quiere estar con su familia en las buenas y en las malas, y nosotros lo invitamos a nuestra fiesta, a nuestro trabajo, a nuestras luchas, a nuestras fatigas de cada día.

Tres momentos vemos allí en Caná de Galilea: primero, Jesús se manifiesta, incluso en las crisis de las familias, fíjense que allí por intercesión de la Santísima Virgen María, él va a intervenir en una crisis;  ¿En qué consiste la crisis en Caná de Galilea? Que la fiesta está en su pleno esplendor,  pero se acabó el vino, ya no hay más vino, se acaba la alegría, y así le puede pasar a su familia, se le acaba la salud, se le acaba el empleo, se le acaban las posibilidades de estabilidad dentro del hogar y hay muchas dificultades, pero allí, en esa crisis, está Jesús y cuando en las crisis de nuestras familias está Jesús, algo va a pasar en nombre de Dios, y ese es el segundo signo de manifestación: “Jesús manda que llenen las vasijas de agua” y usted tiene que poner de su parte.

Ponga la vasija de su familia, ponga la vasija de su corazón y de su vida;  puede ser una vasija antigua o nueva, pero, está vacía, pero además, ponga el agua, ponga algo de su parte, esto nos hace pensar que Dios quiere que nosotros colaboremos en la obra salvadora y que a pesar de las crisis, a pesar de las limitaciones, tenemos algo para ofrecerle al Señor y, cuando en familia cada uno de nosotros ponemos lo poco que tenemos, como hizo aquel joven que puso unos panes y unos peces, viene luego la obra maravillosa, abundante del Señor, pues en las crisis de su familia ponga la vasija, ponga el agua, ponga su vida de bautizado, hombre o mujer y el Señor va a realizar el resto.

Y después viene un vino sabroso y le van a preguntar a Jesús ¿Qué pasó? ha dejado el vino mejor para el final, es que Dios hace que en todos los momentos de nuestra vida haya un vino sabroso y haya una fiesta real, una fiesta de gozo, de esperanza en el Señor.

Qué bueno que este primer signo que nos presenta el evangelista Juan se realice en una familia para que usted sienta que su familia es escenario donde camina Jesús de Nazaret acompañando todos los momentos de su vida.

Que el Señor bendiga sus trabajos y lo haga salir de sus crisis familiares.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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