Como en numerosos países, el Perú tiene devoción por diversas advocaciones marianas, las más cercanas a su corazón son Nuestra Señora de la Evangelización y Nuestra Señora de la Merced.
Nuestra Señora de la Evangelización es Patrona de la Arquidiócesis de Lima, Perú y su fiesta se celebra el 14 de mayo
La imagen de Nuestra Señora de la Evangelización corresponde a la imagen de la Virgen de la Asunción, imagen titular de la segunda Catedral de Lima.
Fue encargada por la hija de Francisco Pizarro, Francisca, hacia 1551 a Roque Balduque, maestro flamenco que dirigía un taller en Sevilla hacia el segundo tercio del siglo XVI, a quien se le denominaba “El imaginero de la Madre de Dios”. La imagen presidiría el Retablo Mayor, donde debía ser enterrado el Conquistador.
Ante Ella, en medio de una gran fiesta, fue depositada la primera rosa florecida en la ciudad de Lima por el primer obispo de la diócesis, Fray Jerónimo de Loayza.
Nuestra Señora de la Evangelización presidió la vida de la Iglesia arquidiocesana de Lima y los Concilios Limenses de modo particular el tercero, que tanta importancia tuvo para profundizar y difundir el Evangelio desde Nicaragua hasta Cabo de Hornos en la primera evangelización de parte importante de América. Ante Ella fue entonado el Te Deum con motivo de la Independencia Nacional el 28 de julio de 1821.
En 1985, la imagen fue restaurada, devolviéndole su esplendor original, y colocada en el altar de la Concepción, ahora llamado del Santísimo Sacramento en la Catedral de Lima, donde recibe la devoción de los fieles.
Visita de San Juan Pablo II a Perú
Considerando la profunda vinculación de la Virgen con la historia de la ciudad y de la patria, el Papa Juan Pablo II, en su primer viaje apostólico al Perú, la coronó solemnemente el 1º de Febrero del año 1985, en medio de gran alegría y fervor del pueblo.
En su segundo viaje apostólico, el 14 de Mayo de 1988, con ocasión del Congreso Eucarístico y Mariano de los países Bolivarianos, el Santo Padre la honró de forma extraordinaria al concederle la Rosa de Oro que hoy la Virgen sostiene en su mano. Este hecho viene de una tradición antigua en la que las rosas de oro eran distinciones que normalmente los Papas entregaban sobre todo a las reinas europeas.
El 6 de octubre de 1990, el Papa Juan Pablo II la proclama Patrona de la Arquidiócesis de Lima y su fiesta se celebra desde entonces como Solemnidad en la Arquidiócesis el 14 de mayo.
Iniciado el Tercer Milenio, la Iglesia de Lima la invoca como Madre del Señor Jesús y de la Iglesia, para que la conduzca, con su ejemplo e intercesión maternal, al anuncio gozoso del Evangelio de Jesucristo.
Consagración del Perú
A Nuestra Señora de la Evangelización
Oración del Santo Padre Juan Pablo II
Catedral de Lima
Sábado, 14 de Mayo de 1988
¡Dios te salve, María, llena de gracia, Madre de Misericordia! Te damos gracias porque nos has dado el fruto bendito de tu vientre, Cristo Jesús, autor de nuestra salvación. (https://fisheries.org/)
Tú, Madre y protectora de este pueblo, nos has acompañado a través de la historia, siendo su Maestra en la fe, en la esperanza y en el amor: muéstranos ahora a Jesús, presentándonos el ejemplo de su vida y intercediendo por nosotros.
En esta hora de gracia y bendición para el Perú, deseamos reafirmar nuestra fe en Cristo Eucaristía, camino, verdad y vida, cuya Palabra queremos acoger en nuestro corazón como Tú la acogiste, de modo que, renovados por la Eucaristía y la Palabra, podamos edificar todos unidos la ansiada civilización del amor.
“¡Nuestra Señora de la Evangelización!”. Madre de la Buena Nueva, sabemos que el camino es arduo; esta tierra gloriosa, cuna de santos, se ve ahora afligida por la violencia y la muerte, por la pobreza y la injusticia, por una honda crisis familiar fruto del olvido de la ley del Señor, por ideologías que intentan vaciar de contenido su fe cristiana.
Por eso queremos ofrendar a Ti todo el Pueblo de Dios que peregrina en Perú y poner cerca de tu Corazón de Madre:
— A los Pastores de la Iglesia, para que sigan siendo valientes maestros de la verdad, defensores de la dignidad de sus hermanos, constructores de la unidad.
— A los sacerdotes, para que cada vez más conscientes de su vinculación con el único mediador, Cristo Jesús, prolonguen su presencia en las comunidades, siendo fieles dispensadores de los misterios de Dios.
— A las personas consagradas, para que por el fiel seguimiento de los consejos evangélicos se dediquen intensamente a Dios como a su amor supremo, sean signo preclaro de la Iglesia, y presencia de tu Hijo en el mundo.
— A todos los laicos, para que fieles a su bautismo y guiados por el Espíritu Santo sean verdadero testimonio del Evangelio y lo anuncien con su vida.
— A los hogares cristianos, para que como verdaderas iglesias domésticas, sean auténticos santuarios donde se viva la fe, la esperanza y la caridad, donde florezca la fidelidad, la obediencia filial, el amor mutuo.
— A los jóvenes, para que tengan el valor de brindar todas sus energías en construir un nuevo Perú donde se viva sin temor el espíritu de las bienaventuranzas del reino.
— A los pobres, ancianos, enfermos, a las víctimas de la injusticia y la violencia, a los que están llevando la cruz de la pasión de tu Hijo, para que encuentren consuelo en su fe, fortaleza en su esperanza, ayuda solidaria y fraterna en todos sus hermanos.
— A los responsables del gobierno de la nación y a los que rigen la sociedad, para que con rectitud y entrega generosa conduzcan el pueblo del Perú por caminos de justicia y libertad en convivencia pacífica.
Madre y Señora nuestra, acoge con amor esta ofrenda de tus hijos y bendice esta amada tierra con los dones de la reconciliación y la paz.
¡Oh clementísima, oh piadosa, oh, dulce Virgen María!
Nuestra Señora de la Merced, por el cariño y la devoción demostrados por el pueblo del Perú a esta advocación, es considerada por muchos como su Patrona Nacional y su festividad es el 24 de septiembre.
Preces a la Virgen de las Mercedes
María de las Mercedes
Reina de Cielos y Tierra
Tú me levantas caído,
si triste, tú me consuelas,
si estoy enfermo me sanas,
y si débil, me das fuerzas,
porque eres maná del alma
que todo sabor encierra
En la vida y en la muerte
ampáranos Madre nuestra.
Amén
Nuestra Señora de la Merced
La Santísima Virgen se le apareció a San Pedro Nolasco, en 1218, recomendándole que fundara una comunidad religiosa que se dedicara a auxiliar a los cautivos que eran llevados a sitios lejanos. Esta advocación mariana nace en España y se difunde por el resto del mundo.
San Pedro Nolasco, inspirado por la Santísima Virgen, funda una orden dedicada a la merced (que significa obras de misericordia). Su misión era la misericordia para con los cristianos cautivos en manos de los musulmanes. Muchos de los miembros de la orden canjeaban sus vidas por la de presos y esclavos. Fue apoyado por el rey Jaime el Conquistador y aconsejado por San Raimundo de Peñafort.
San Pedro Nolasco y sus frailes muy devotos de la Virgen María, la tomaron como patrona y guía. Su espiritualidad es fundamentada en Jesús el liberador de la humanidad y en la Santísima Virgen, la Madre liberadora e ideal de la persona libre. Los mercedarios querían ser caballeros de la Virgen María al servicio de su obra redentora. Por eso la honran como Madre de la Merced o Virgen Redentora.
En 1272, tras la muerte del fundador, los frailes toman oficialmente el nombre de La Orden de Santa María de la Merced, de la redención de los cautivos, pero son más conocidos como mercedarios. El Padre Antonio Quexal en 1406, siendo general de la Merced, dice: “María es fundamento y cabeza de nuestra orden”.
Esta comunidad religiosa se ha dedicado por siglos a ayudar a los prisioneros y ha tenido mártires y santos. Sus religiosos rescataron muchísimos cautivos que estaban presos en manos de los sarracenos.
El Padre Gaver, en 1400, relata como La Virgen llama a San Pedro Nolasco y le revela su deseo de ser liberadora a través de una orden dedicada a la liberación.
Nolasco le pide ayuda a Dios y, en signo de la misericordia divina, le responde la Virgen María diciéndole que funde una orden liberadora.
Desde el año 1259 los padres Mercedarios empiezan a difundir la devoción a Nuestra Señora de la Merced (o de las Mercedes) la cual se extiende por el mundo, convirtiéndose posteriormente en una dedicada a las misiones, la enseñanza y a las labores en el campo social.
Devoción a Nuestra Señora de las Mercedes en el Perú
Este amor por la Merced (= misericordia) de María tuvo una gran profundidad en los habitantes de Paita, donde se construyó un santuario y que contiene una imagen de la Virgen mercedaria que data de hace varios siglos.
La devoción a Nuestra Señora de las Mercedes en el Perú se remonta a los tiempos de la fundación de Lima. Consta que los Padres Mercedarios, que llegaron al Perú junto con los conquistadores, habían edificado ya su primitiva iglesia conventual hacia 1535, templo que sirvió como la primera parroquia de Lima hasta la construcción de la Iglesia Mayor en 1540.
Los Mercedarios no sólo evangelizaron a la región, sino que fueron gestores del desarrollo de la ciudad al edificar los hermosos templos que hoy se conservan como valioso patrimonio histórico, cultural y religioso.
Junto con estos frailes llegó su celestial patrona, la Virgen de la Merced, advocación mariana del siglo XIII. El inicio de la tradición surge a raíz de la llegada de los mercedarios al Puerto de Paita, junto a los españoles que iniciaron el proceso de la evangelización (en 1533). Ellos crean una pequeña capilla con el fin de evangelizar a los indios. Como la virgen de Las Mercedes es la Virgen de los cautivos, la Redentora, la Misericordiosa, los indios verán en ella a una Madre a la que le tienen mucha confianza y fe.
Imagen de la Virgen de la Merced
La imagen de la Virgen de la Merced viste totalmente de blanco; sobre su larga túnica lleva un escapulario en el que está impreso, a la altura del pecho, el escudo de la orden. Un manto blanco cubre sus hombros y su larga cabellera aparece velada por una fina mantilla de encajes. En unas imágenes se la representa de pie y en otras, sentada; unas veces se muestra con el Niño en los brazos y otras los tiene extendidos mostrando un cetro real en la mano derecha y en la otra unas cadenas abiertas, símbolo de liberación. Esta es la apariencia de la hermosa imagen que se venera en la Basílica de la Merced, en la capital limeña, que fue entronizada a comienzos del siglo XVII y que ha sido considerada como patrona de la capital.
Fue proclamada el 20 de septiembre de 1730 “Patrona de los Campos del Perú”; “Patrona de las Armas de la República” el 22 de septiembre 1823; y al cumplirse el primer centenario de la independencia de la nación, la imagen fue solemnemente coronada y recibió el título de “Gran Mariscala del Perú” el día 24 de septiembre de 1921, solemnidad de Nuestra Señora de la Merced, desde entonces declarada fiesta nacional. También es nombrada “Estrella de la Fe y de la Evangelización” y “Patrona de la Arquidiócesis de Piura y Tumbes”.
En 1970 el cabildo de Lima le otorgó las “Llaves de la ciudad” y en 1971 el presidente de la República le impuso la Gran Cruz Peruana al Mérito Naval, gestos que demuestran el cariño y la devoción del Perú a esta advocación considerada por muchos como su Patrona Nacional.
La historia de la Virgen de las Mercedes y los piratas en un puerto del Perú
En la ciudad de Paita, Piura, se encuentra un Santuario de Nuestra Señora de las Mercedes, cuya imagen se salvó de ser destruida hasta en dos ocasiones por los piratas que arribaron al puerto peruano.
Cuenta la historia que en 1587 un corsario atacó el puerto paiteño y le prendió fuego. De inmediato las llamas empezaron a consumir todo lo que encontraban a su paso hasta llegar al templo. Un devoto, cuyo nombre se desconoce, expuso su vida y rescató la escultura de la Virgen de ser consumida por el fuego.
Siglos después, justamente un 24 de septiembre de 1741, Fiesta de la Virgen de las Mercedes, el puerto fue nuevamente asolado, pero esta vez después de saquear, se llevaron la imagen mariana como trofeo de guerra.
Durante el viaje, el pirata sintió que el mar se había “enfurecido” por lo que había hecho y de inmediato disparó a la altura del cuello de la sagrada imagen, de donde brotó milagrosamente sangre. El corsario, lleno de cólera, arrojó la escultura al mar, la cual fue encontrada por unos pescadores que la retornaron a su templo.
Este hecho marcó profundamente la veneración de los paiteños y de los pueblos vecinos, de donde llegaron centenares de fieles a dar realce a la festividad. De esta manera se realizaron las primeras peregrinaciones que permanecen hasta el día de hoy.
En esta ciudad las fiestas por “la Mechita”, así llamada con cariño por los habitantes, duran del 12 al 30 de septiembre. Para el 24, día central, el Arzobispo Metropolitano de Piura preside la Santa Misa, en la que se recuerda a las Fuerzas Armadas del Perú que tienen a la Virgen de las Mercedes como patrona.
La escultura de la Virgen de las Mercedes en Paita es admirada por la dulzura y belleza que expresa su rostro y se atribuye a la Escuela Quiteña.
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