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Camino de encuentro hacia el perdón

por Diego German Georgieff
Perdon y reconciliacion

«El primero en pedir disculpas, es el más valiente. El primero en perdondar, es el más fuerte, el primero en olvidar, es el más feliz». Papa Francisco.

Me alegra  mucho volver a encontrarnos nuevamente en nuestro camino de Fe, en nuestro camino de hermandad y fraternidad, para compartir unidos un nuevo peregrinar. Simplemente me alegra nuevamente estar con ustedes, en nuestro «Camino de Encuentro».

En esta oportunidad les propongo reflexionar juntos sobre el PERDÓN y ponerlo como un punto de referencia en el horizonte, hacia el que todos deberíamos dirigirnos y tratar de alcanzar, con el fin de utilizarlo en la práctica, para que entonces, nuestra vida sea menos pesada y mucho más amena.

El Perdón, es muchas veces algo difícil de lograr y nivelar en nuestras vidas, aunque es algo que nos libera y que nos acerca a una comunión permanente con Jesús y Dios Padre. Perdonar es el acto más grandioso y más valiente que podemos vivir los seres humanos, porque nos permite reencontrarnos con nuestro hermano, con nuestro prójimo, dejando de lado las diferencias,  los errores y de cualquier tipo de disputas que nos enfrente.

La verdad que perdonar no es una tarea fácil, porque nosotros vivimos creyendo casi siempre que somos superiores al otro, vivimos siempre en una constante rivalidad con el que tenemos al lado, tendemos a ser un poco individualistas, somos «presos de nuestra propia humanidad», y entonces muchas veces perdemos el eje de como deberíamos actuar, para poder poner coherencia entre nuestro actuar y nuestros pensamientos, y que entonces podamos levantar nuestros ejemplos como estandarte de vida.

A través del  Perdón: “SANAMOS”: sanamos nuestra alma, sanamos nuestra vida, sanamos nuestro interior, sanamos nuestra propia alma. Simplemente sanamos absolutamente TODO.

Cada tema que los invito a reflexionar, trato de relacionarlo siempre para compartir juntos, con alguna cita bíblica , porque la Palabra nos habla por sí sola, y en esta oportunidad les invito a leer:

Importancia del perdón – MATEO 18:22

 

El Discípulo Pedro se acerca a Jesús y le dice. ¿Cuántas veces tengo que perdonar al hermano que me hace daño? Hasta Siete veces? a lo que Jesús le increpa y le dice que se debe perdonar hasta Setenta veces siete.

Obviamente la Biblia está llena de citas sobre el Perdón pero esta en particular resume bastante bien lo que Dios pide como ejemplo de vida para cada uno de nosotros. Las Setenta veces siete, representa que debemos estar preparados para perdonar SIEMPRE, más allá de las diferencias, de los errores, dejando de lado el rencor, las amarguras y «Amar a nuestro Enemigo».

Les pido que permanezcamos unos minutos en esta premisa y sintamos lo fuerte que suena esto:

“Amar a nuestro enemigo”,  si nos ponemos a pensar en la entrega de la vida del Hijo de Dios Padre hacia el mundo y hacia todos nosotros como un sello del Perdón del pecado original, con el fin de  darnos la vida eterna,  amar a todo el mundo, incluyendo a nuestros enemigos, no nos debería costar en lo más mínimo.

Si Dios Padre no se cansa de perdonar, incluso cualquier atrocidad de este mundo, como no vamos a poder perdonar nosotros a aquel que nos hace o haya hecho algún tipo de daño. El propio Jesús cuando nos enseño a orar nos lo hace repetir a diario en nuestra oración del Padre Nuestro, cuando mencionamos: «Perdona nuestros pecados, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden».

Dijo el Papa Francisco entre tantas de sus homilías: Hay que pedir perdón sinceramente, con el corazón, y de corazón debe ser dado a quien nos ha ofendido. Como el patrón de la parábola evangélica relatada por Jesús, que condona una deuda enorme a un siervo suyo porque se compadece por sus súplicas. Y no como hace ese mismo siervo con un semejante, tratándolo sin piedad y mandándolo a la cárcel, aun siendo deudor de una suma irrisoria (http://es.radiovaticana.va/news/2015/03/10/papa_dios_me_perdona_pero_quiere_que_yo_perdone_a_los_demás)

Entonces desde este punto de partida, elevando los ojos al cielo y contemplando la imagen de una Cruz, deberíamos tener la fortaleza para perdonar y mejorar cualquier relación mundana con cualquier familiar  que estemos distanciados, o con algún amigo que tengamos alguna diferencia que nos aleja.

Perdonar de corazón es suficiente para liberarnos y poder seguir adelante más livianos de equipaje, si no pudiéramos tener con la persona que estamos distanciada un encuentro, una charla, (aunque deberíamos intentarlo a pesar de la dificultad y del momento complejo que eso representaría), podemos perdonar a través de la oración lo que nos ha hecho entonces recuperar la Paz dentro de nuestro cuerpo y de nuestro corazón.

Es el Perdón entonces como dije, junto con el Amor, uno de los actos más grande que puede poner en práctica el ser humano. El Amor y el Perdón van de la mano. El AMOR nos da alegría, y el PERDÓN nos da PAZ.

¿Qué te parece? ¿Te animas entonces a PERDONAR?

Pidamos al Señor ser como siempre “Peregrinos en esta Tierra y que en nuestro camino de encuentro podamos a través de la fuerza del Espíritu Santo, perdonar a cualquiera que nos haya dañado, para entonces de esta forma, poder sentir por siempre a Dios y a Jesús dentro nuestro.

Como digo siempre: La Palabra de Dios y por sobre todo la Oración, no dejan de ser y representar en sí misma y a través de la Biblia, un Camino de Encuentro, porque de ella surgen un montón de enseñanzas y reflexiones que nos sumergen en un diálogo permanente…

Entre tu Alma y Dios
Entre Dios y tu Alma
Entre Vos y Yo
Bendecida Jornada para Todos!

y como sabemos «Lo que se comparte se Multiplica» (Papa Francisco)

 

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