Alabar a Dios, orar, conversar con el Padre siempre recordando nuestra condición de hijos amados por Él. Estos son algunos de los objetivos de este proyecto de Misioneros Digitales Católicos , que culminará cuando publiquemos el Salmo 150.
Hoy compartimos con ustedes el Salmo 7
SALMO 7 (versículos 1-18)
1 Lamentación de David. La que cantó al Señor a propósito de Cus, el benjaminita.
2 Señor, Dios mío, en ti me refugio:
sálvame de todos los que me persiguen;
3 líbrame, para que nadie pueda atraparme
como un león, que destroza sin remedio.
4 Señor, Dios mío, si cometí alguna bajeza,
o hay crímenes en mis manos;
5 si he pagado con traición a mi amigo
o he despojado sin razón a mi adversario:
6 que el enemigo me persiga y me alcance,
que aplaste mi vida contra el suelo
y deje tendidas mis entrañas en el polvo.
7 Levántate, Señor, lleno de indignación;
álzate contra el furor de mis adversarios.
Despierta para el juicio que has convocado:
8 que una asamblea de pueblos te rodee,
y presídelos tu, desde lo alto.
9 El Señor es el Juez de las naciones:
júzgame, Señor, conforme a mi justicia
y de acuerdo con mi integridad.
10 ¡Que se acabe la maldad de los impíos!
Tú que sondeas las mentes y los corazones,
tú que eres un Dios justo, apoya al inocente.
11 Mi escudo es el Dios Altísimo,
que salva a los rectos de corazón.
12 Dios es un Juez justo
y puede irritarse en cualquier momento.
13 Si no se convierten, afilará la espada,
tenderá su arco y apuntará;
14 preparará sus armas mortíferas,
dispondrá sus flechas incendiarias.
15 El malvado concibe la maldad,
está grávido de malicia y da a luz la mentira.
16 Cavó una fosa y la ahondó,
pero él mismo cayó en la fosa que hizo:
17 su maldad se vuelve sobre su cabeza,
su violencia recae sobre su cráneo.
18 Daré gracias al Señor por su justicia
y cantaré al nombre del Señor Altísimo.
Fuente: El Libro del Pueblo de Dios.
Voz: Fátima Solaeche/Música: Juanjo Cabrera (Spotify)/ Juanjo Cabrera (canal de Youtube)
Comentario del Salmo 7
Salmo de súplica individual estructurado en cuatro partes. Invocación a Dios (2-3), juramento de inocencia (4-6), apelación a la justicia de Dios (7-14) y destino de los malvados (15-17) con alabanza conclusiva (18). El justo, acusado y perseguido, apela al juicio de Dios, juez de las naciones y defensor de los inocentes. El salmista funda su apelación en un solemne juramento de inocencia (4-6) y en su absoluta confianza en la justicia divina (7-11). La sentencia,no dictada expresamente, se sobreentiende: Dos da la razón al salmista y ejecuta el castigo de los malvados (13-14), que han de cargar con las consecuencias de sus propias culpas (15-17). La alabanza final (18) rubrica este magnífico canto a la justicia de Dios. Podemos reactualizar el salmo leyéndolo a la luz de Cristo, el inocente injustamente acusado y condenado que confiaba en Dios que juzga con justicia (1 Pe 2, 23).
Fuente: La Biblia, La Casa de La Biblia, edición aprobada por la Conferencia Episcopal Española.
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