Portada » 10 Minutos con Jesús. Hoy: Ven y verás

10 Minutos con Jesús. Hoy: Ven y verás

por 10 Minutos con Jesús
binoculars-1209011_1280

El equipo de 10 Minutos con Jesús está conformado por sacerdotes y laicos de EE.UU., México, Inglaterra, España, Colombia, Kenya, Filipinas, que hacen posible que miles de personas de todo el mundo pasen 10 minutos diarios de conversación con Jesús a través de WhatsApp, Spotify, Telegram, Instagram, YouTube, Ivoox, Podcast de Apple, Google Podcast.

Señor mío y Dios mío creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia, te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de adoración. Madre mía e inmaculada, San José mi padre y señor ángel de mi guarda intercede por mí.

Natanael, Felipe y Jesús

Hoy celebramos a San Bartolomeo Natanael que gracias a su amigo Felipe, conoció al Señor se quedó prendaícoy se convirtió en uno de los doce. Según la tradición, predicó el Evangelio en la India – ¡Qué buena tierra! Mucho indio en la India, tengo grandes amigos allí-. Pues su frase más famosa, de San Bartolomé, la vemos hoy en el evangelio. Cuando en plan un poquito chulito, le responde a Felipe cuando le explica que ha conocido a Jesús de Nazaret dice: “Oye ¿De Nazaret puede salir algo bueno?”.

¿Qué tienes tú Natanael con las provincias? ¿Qué pasa? ¿Solo hay cosas buenas en la capital? Hace poco conocí a Don Mariano, un sacerdote encantador, Párroco de Villaconejos. Y la verdad que me pregunté ¿Y de Villaconejos puede salir algo bueno? Pues sí… los melones ¡Riquísimos! Nos trajo unos cuantos. Bueno, y lógicamente su gente maravillosa. Pues tanto de Villaconejos, como de Nazaret salen cosas estupendas y gentes mejores. Tú, Jesús, encandilaste a Natanael, nada más verte. Felipe no tuvo que darle muchas explicaciones, solo le dijo ven y verás.

Linda frase

Y a mí esta frase me encanta, porque este es el proceso de enamoramiento o de la amistad. Lo mismo ocurre contigo Jesús. A un chico le atrae algo de una chica, o viceversa, y a partir de ahí comienza una relación que va dando pasos. Se miran, se cruzan con frecuencia miradas, se conocen, se tratan, pasean, charlan, tontean “cuelga tú, cuelgo yo, cuelga ya, quien sea… cuélgate”. Así, poco a poco se van conociendo, y así si todo va bien pues se van estableciendo los primeros compromisos. Contigo Jesús, ocurre algo parecido es el “ven, ven”, me conoces, me escuchas, te escucho, nos tratamos, nos conocemos. Bueno, yo me conozco tratándote a ti Jesús, y tú te me vas desvelando. 

Entonces verás

Ven, estate conmigo, trátame. Entonces verás, sabrás quién soy, me conocerás, me entenderás, me comprenderás. A veces pienso que invertimos estos pasos contigo, Señor. Lo primero que pretendemos es ver, convencerme, sentir que eres todopoderoso y bueno que colmas todo, que mis dudas me las resuelves tú, que tengo una respuesta convincente para todo. Si veo con claridad quién eres entonces iré te trataré. Bueno, yo pienso que tú y yo, que estamos rezando, no necesitamos pruebas,o a lo mejor al principio sí, pero ahora no. Ahora te estamos tratando, Jesús. Bastantes pruebas tenemos ya de tu amor, pero quizá en tu trato con amigas y amigos ¿No te pasa que parece que primero tenemos que convencerlos, y cuando se convencen, entonces es cuando lo tratan? Nuestro amigo Bartolomé, gracias a Dios, se fía de su amigo, y va primero, y ve después ¡Vaya si ve! 

La vocación de Bartolomé

Hay algo misterioso en la vocación de Bartolomé ¿no crees? Dices tú Jesús de él “Ahí tenéis a un israelita de verdad en quien no hay engaño”. Natanael responde: “¿Y tú de qué me conoces?”, otra vez un poquito chulito. Y dices tú, Jesús: “antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi”.

¿Qué tiene esta frase que a San Bartolomé le volvió loco y ya no te dejo Jesús? ¿Qué estaría pasando debajo de la higuera? ¿En qué estarías pensando tú, Bartolomé? En fin, nos lo apuntamos tú y yo como otra tarea para el cielo: preguntarle a San Bartolomé qué pasó ahí.

Problemas

En fin, muchos tenemos este problema. Jesús, pretendemos aceptarteprimero intelectualmente, antes que tratarte. Como si tú, Jesús, fueses un problema a resolver o una idea abstracta que debo entender. Como que ser cristiano es apuntarse a una ideología que me convence. Repito, que quizá esto no puede ayudar para hablar con nuestros amigos, comoFelipe hizo con Bartolomé. Y me olvido de que tú, Cristo mío, eres una persona de carne y hueso. Ser cristiano es mantener una relación de amor y amistad contigo, es ser seguidor del nazareno, como llamaban a los primeros cristianos.

Opciones

No tan solo ser cristiano es una de las opciones que me ofrece el panorama religioso que me rodea o en la que he acabado por circunstancias familiares o culturales. Si tú, mi Dios, fueras una idea o una opción, ahí sí que el proceso sería ve de ver, mira, sopesa, pon a prueba, y si te convence, ven. Pero como eres una persona, el camino es el de las personas. Ven, tratémonos y, entonces, verás. En definitiva, yo creo que no hay fe sin seguimiento. Primero te sigo y en ese seguimiento, voy creciendo en mi fe, en confianza y en conocimiento. En la medida en que vengas, en que sigas al maestro, irás viendo. Porque de lejos, así de ladillo, a cierta distancia, no lo verás mucho. Te preguntarás, y ¿cómo voy a Jesús? ¿cómo me acerco un poquito más? Evidentemente, tratándolo.

A ti

Hoy quería hablarte a ti del camino de la confianza y de la debilidad. Porque estoy leyendo un librito de JacquesPhilippe, quizá lo conozcas, que se llama “La Felicidad Donde No Se Espera”. Me está encantando, y claro, está llenando mi oración de esta temporada, por eso es normal que salga aquí en mis diez minutos, porque es tu oración y la mía.

La debilidad

Pues ahí habla del camino de la debilidad. Te pongo un ejemplo: Dios nos ha regalado una casa, la vida. No para que la tengamos perfectamente ordenada y perfectita, sino para que esté habitada, para que tenga vida, para compartirla con Él, contigo Jesús.

Creo que sería un error procurar poner todo en orden, corregir todas las imperfecciones, reparar los desperfectos, y recién entonces ponernos a tratar, a seguir a Cristo. Yo dejo a Cristo entrar en mí y entre los dos ponemos orden. Entre los dos arreglamos los desconchones y las goteras. Con frecuencia, de nuevo, como en el “ven y verás”, cambiamos el orden. Queremos, primero poner en orden nuestra casa, nosotros solos, y luego tratar a Jesús. Aún tengo este defecto, en esto sigo pecando, sigo enfadándome por tonterías, sigo sin aguantar está persona y no la perdonó, no llego a querer con ese amor tuyo Jesús del que hablábamos del otro día, la sexualidad no la tengo controlada del todo, el qué dirán me sigue condicionando. Tengo mucho desorden Señor dentro. Sigo sin rezar bien. Dios te ve un poco como lejano ¿cómo voy a seguirte? Cuando arregle todo esto y ponga en orden, ahí sí que te querré, Señor. Bueno, pues así, ni la Marie Kondo que tiene un sistema para ordenar las cosas, ni ese método para ordenar la casa, ni ella que es una máquina de ordenar las cosas.

Mamma mía

Mira lo que dice la madre Elisabeth de Jesús: “He perdido muchos años de mi vida tratando de poner en orden mi casa. Tardé mucho tiempo en darme cuenta de que Dios no me la había dado para tenerla ordenada, sino para que estuviese habitada”. Cuando empezamos a poner orden juntos es cuando encontramos a Cristo, precisamente en nuestra debilidad, en nuestra imperfección, en nuestros errores.

Por eso, no te preocupes si tienes ese cajón de la cocina, que tiene ese hule de plástico de flores de los años 50 cubriendo el fondo. Al rebuscar algo, notas siempre la arenilla y la suciedad, un clip suelto, dos monedas de dos céntimos ¡Siempre lo mismo en el fondo de los cajones!

Reconocerse débil

Cuando nos reconocemos débiles, enfermos. Sin posibilidades de salir del pozo por nosotros mismos, sin recursos, sin fuerzas para nada, sin ganas. Cuando somos conscientes de que somos pocacosa, ahí es donde podemos abrirnos a Dios verdaderamente. Es que, si no descubrimos a Dios ahí, en lo que nos supera, ya sean las cosas pequeñas olas grandes, lo que vamos a encontrar es desesperación.

Esta sociedad actual nos cambia los valores, nosdesordena, nos educa para el éxito, el triunfo, la perfección. Sin embargo, el camino que nos lleva a Dios es el de la debilidad ¿Por qué crees que es grande María, nuestra madre? Pues ella misma lo dice, porque ha hecho cosas grandes en mí el todopoderoso. Dejateayudar, haz todo con Él, hazlo todo con ella. Pero oye, ordena el cuarto que, a veces, huele un poquito a cuadra con el caballo muerto desde hace dos semanas.

Oración final

Te doy gracias, Dios mío, por los buenos propósitos afectos e inspiraciones que me has comunicado en este rato de oración, te pido ayuda para ponerlos por obra. Madre mía Inmaculada; san José, mi padre y señor; Ángel de mi Guarda, intercede por mí.

           

Artículos relacionados

1 comentario

Zulma Jurado agosto 29, 2020 - 9:58 pm

Que maravillosa meditación. Dios nos ordena y pone cada cosa en su lugar. Cada vez son menos las veces que lo olvido. Porque cuando confío puedo ver su gran amor y como actúa. La verdad que el esfuerzo nuestro es nada cuando entendemos el valor del regalo de la vida cada día y lo bendecidos que somos❤️

Reply

Deja un comentario