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Meditación del día 7 de Agosto

por Pbro. Luis A. Zazano
MATEO 16 24-28

Evangelio según San Mateo 16,24-28.

Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará.
¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras.
Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de ver al Hijo del hombre, cuando venga en su Reino».

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Seguirlo.

1) El que quiera: Jesús te regala algo muy hermoso y te lo respeta, es la LIBERTAD. Vos sos libre y hacé respetar tu libertad porque es el mayor regalo que tenés. No dejes que nadie te la quite y mucho menos que te la manoseen. Ser cristiano es por pura libertad. Nadie te puede obligar a serlo, pero el seguimiento sí tiene sus exigencias. No es un “sí sí” y ya está… hay un compromiso. Así como te dejo en claro que sos libre, también te dejo en claro que, si elegiste esto, hay un compromiso. Tiene sus puntos, pero solo no te deja.

2) Verbos complicados: hay unas acciones que Jesús nos propone: renunciar, cargar y seguir. Son tres elementos que la misma vida te pone y son tres cosas que cuestan en el transcurso de la vida. Renunciar no es nada fácil, porque es confianza en el plan del otro. Cargar mucho más que cuesta, porque uno se cansa. Seguir también es difícil, porque uno no sabe hasta cuándo y se desespera. Hoy ¿qué es lo que más te cuesta? ¿renunciar? ¿cargar? o ¿seguir?

3) Su Reino: estamos llamados a la eternidad. Pensá que Dios te espera con esos brazos abiertos, que hay un fin en esta vida y podés conseguir mucho en este caminar. En la vida aprendemos y vamos adquiriendo experiencia. Termino con esta oración de Madre Teresa de Calcuta:

Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida,
Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua,
Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor.
Cuando sufra, dame alguien que necesite consuelo,
Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro,
Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.
Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos,
Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien,
Cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos.
Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión,
Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender,
Cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona.
Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos,
Dales, a través de nuestras manos, no solo el pan de cada día, también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.

Un año con Jesus

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