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Perdón y Reconciliación

por Editor mdc
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Los cristianos estamos llamados a la santidad. Para ello, hay que vivir en gracia de Dios; pero podemos perder la gracia bautismal por el pecado mortal, que mata la vida sobrenatural del alma y rompe la amistad y la comunión con Dios.

El pecado, como explica el Papa Juan Pablo II, es un acto suicida, porque ante todo, el hombre se daña a sí mismo, destruyendo toda obra buena.

El Señor Jesús ha instituido el sacramento de la penitencia, que se llama también y muy adecuadamente «Sacramento de la Reconciliación» o Confesión, para perdonar los pecados cometidos después del Bautismo y abrirnos así la puerta a la reconciliación con Dios.

Jesucristo, por ser Dios, tiene poder para perdonar los pecados, y dio este poder a los Apóstoles y sus sucesores en el sacerdocio, quienes actúan «en la persona de Cristo»; o sea que, de hecho, es el mismo Jesucristo el que perdona por el misterio del sacerdote.

La Semana Santa es un momento particularmente intenso para vivir la misericordia y el perdón de Dios. Por eso muchas parroquias y capillas celebran un día especial dedicado al sacramento de la Reconciliación.

La Reconciliación

Todos nosotros somos pecadores, pero con el perdón nos convertimos en criaturas nuevas, llenas del Espíritu y llenas de alegría”, explicó el Papa Francisco en un mensaje dedicado al pecado y la misericordia de Dios.

“Dios es más grande que nuestro pecado. Y su amor es un océano en el cual podemos sumergirnos sin miedo de ser superados: perdonar para Dios significa darnos la certeza de que Él no nos abandona jamás”, agregó Francisco.

¿Qué es el sacramento de la Reconciliación?

Es el sacramento instituido por Jesucristo para perdonar los pecados cometidos después del Bautismo.

¿Qué es necesario para hacer una buena confesión?

Para hacer una buena confesión es necesario:

  • Examen de conciencia: recordar los pecados cometidos desde la última confesión bien hecha.
  • Dolor de los pecados: es un sentimiento o pena interior de haber ofendido a Dios.
  • Propósito de enmienda: la firme resolución de no volver a pecar y de evitar todo lo que pueda ser ocasión de cometer pecados.
  • Decir los pecados al confesor. Esto implica decir todos los pecados mortales no confesados anteriormente, con su número y circunstancias. Conviene decir también los pecados veniales.
  • Cumplir la penitencia, que suelen ser oraciones u obras buenas que manda el confesor.

La confesión es auricular (se habla y escucha), secreta y ante un sacerdote.

1) ¿Qué es el examen de conciencia?

Es recordar los pecados cometidos desde la última confesión bien hecha.

2) ¿Qué es el dolor de los pecados?

Es un sentimiento o pena interior de haber ofendido a Dios.

3) ¿Qué es el propósito de enmienda?

El propósito de enmienda es una firme resolución de no volver a pecar y de evitar todo lo que pueda ser ocasión de cometer pecados.

4) ¿Qué pecados debemos confesar?

Debemos confesar todos los pecados mortales no confesados anteriormente, con su número y circunstancias. Conviene decir también los pecados veniales.

5) ¿Qué pecado comete el que calla por vergüenza la confesión de algún pecado mortal?

El que calla por vergüenza la confesión de algún pecado mortal comete un grave pecado llamado sacrilegio, y no se le perdonan los otros pecados confesados.

6) ¿Qué ocurre si se olvida la confesión de un pecado mortal?

Si se olvida la confesión de un pecado mortal, la confesión vale, pero el pecado olvidado debe manifestarse en la próxima confesión.

7) ¿Cada cuánto se aconseja acudir a este Sacramento?

Cada vez que se cometió un pecado mortal y la persona se alejó de Dios. La Iglesia establece como mínimo hacerlo una vez al año. A partir de esto, depende de la vida espiritual de cada uno. Muchos santos se confesaban una vez por semana, el Papa Francisco reveló que en general lo hace cada dos semanas.

8) ¿Cuáles son los efectos de la Reconciliación?

Como su nombre lo indica, el efecto principal es la reconciliación con Dios. Es una “resurrección espiritual”, se alcanza otra vez la dignidad de Hijos de Dios porque se recupera la gracia perdida por el pecado grave. Además, este sacramento aumenta la gracia, reconcilia a la persona con la Iglesia y recupera las virtudes y los méritos perdidos por el pecado grave. Asimismo, da gracia específica que fortalece al alma.

9) ¿Dios perdona todo?

La respuesta la dio el Papa Francisco: “El rostro de Dios es el de un padre misericordioso, que siempre tiene paciencia ¿Han pensado en la paciencia de Dios, la paciencia que tiene con cada uno de nosotros? ¡Esa es su misericordia! Siempre tiene paciencia: tiene paciencia con nosotros, nos comprende, nos espera, no se cansa de perdonarnos si sabemos volver a Él con el corazón contrito. Grande es la misericordia del Señor”.

Esta Semana Santa es entonces una ocasión especial para reconciliarnos con Dios. Debido a que los seres humanos frecuentemente ofendemos al Creador, debemos pedir perdón.

En este sacramento nos liberamos del pecado y somos confortados en la debilidad corporal y espiritual. Además, es una oportunidad para convertirnos cada vez más y para acogernos a la misericordia de Dios. Él siempre nos espera con los brazos abiertos y está dispuesto a aceptarnos de vuelta.

La diferencia entre la penitencia y la reconciliación es que la primera es un acto de reparación por las faltas cometidas. Y la reconciliación es la actitud de restaurar la relación de unión que teníamos con Dios, quien en su infinita misericordia está presto a recibirnos de nuevo, como al Hijo Pródigo.

Pero, no sólo es importante reconciliarnos con Dios, sino también con los demás. Según la Palabra de Dios, no podemos llevar nuestra ofrenda hacia el altar si no hemos perdonado a nuestro prójimo. Cuando lo hacemos, nuestra oración será más pura.

Fuentes: ICM (Iglesia Católica de Montevideo); ACI PRENSA


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