Los niños y los humildes
Por la señal de la Santa Cruz+
de nuestros enemigos +
líbranos, Señor, Dios nuestro +
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo +
Oración inicial
Oh, Dios eterno, en quien la Misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve tu mirada bondadosa y aumenta tu Misericordia, para que, en momentos difíciles, no desespere ni me desaliente, sino que, con gran confianza, me someta a tu santa voluntad, que es el amor y la Misericordia misma. Amén.
Lectura bíblica del sexto día:
“Solo en Dios descansa mi alma, de él me viene la salvación” Salmo 62, 1
Santa Faustina escucha a Jesús en su ruego: “Hoy hija, tráeme a las almas mansas, humildes y a las almas de los niños pequeños. Éstas son las almas más semejantes a mi Misericordia, a mi corazón. Ellas me fortalecieron durante mi amarga agonía. Las veía como ángeles terrestres que velarían al pie de mis altares. Cada día suplicarás a mi Padre, fuerza de mi Pasión, por las gracias de estas almas, solamente el alma pequeña y humilde es capaz de recibir mi gracia y confianza”
Mira Señor, con Misericordia, a las almas mansas, humildes y a las almas de los niños pequeños. Te suplicamos por el amor que tienes a estas almas, bendigas al mundo entero para que todas se unan y canten juntas alabanzas a tu Misericordia.
- Pedir la gracia que se desea alcanzar de la Divina Misericordia en esta novena.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
Oración final
¡Oh, Jesús Misericordioso! Te doy gracias por tus innumerables bendiciones y gracias. Que cada latido de mi corazón sea un himno nuevo de agradecimiento a Ti.
Oh Dios, gracias por tu gran Misericordia, por no tomar en cuenta mis errores. Mi alma es todo un canto de adoración a tu divina Misericordia. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. +