“He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres y que no ha ahorrado nada hasta el extremo de agotarse y consumirse para testimoniarles su amor”, le dijo el Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita de Alacoque en junio de 1675.
En esa revelación, el Señor le encomendó a la santa una misión: “Por eso te pido que el primer viernes después de la octava del Corpus se celebre una fiesta especial para honrar a mi Corazón, y que se comulgue dicho día para pedirle perdón y reparar los ultrajes por él recibidos durante el tiempo que ha permanecido expuesto en los altares”.
Oración para todos los días
(Oración Inicial para el Mes del Sagrado Corazón)
Rendido a vuestros pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me habéis dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo vuestro adoradísimo Corazón, os pido humildemente la gracia de conoceros, amaros y serviros como fiel discípulo vuestro para hacerme digno de las mercedes y bendiciones que, generoso, concedéis a los que de veras os conocen, aman y sirven. ¡Mirad! que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Vos como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar. ¡Mirad! que soy muy rudo, oh soberano Maestro, y necesito de vuestras divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia. ¡Mirad! que soy muy débil, oh poderosísimo amparo de los flacos, y caigo a cada paso y necesito apoyarme en Vos, para no desfallecer. Sedlo todo para mí, Sagrado Corazón; socorro de mi miseria, lumbre de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Vos lo espera todo mi pobre corazón. Vos lo alentasteis y convidasteis, cuando con tan tiernos acentos dijisteis repetidas veces en vuestro Evangelio: «Venid a mí, aprended de mí, pedid, llamad… a las puertas de vuestro Corazón” vengo, pues hoy, y llamo y pido y espero. Del mío os hago, ¡oh Señor!, firme, formal, y decidida entrega. Tomadlo Vos, y dadme en cambio lo que sabéis me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. Dulce Corazón de María, sed la salvación del alma mía. Jesús manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo.